Chrysler selló ayer definitivamente su alianza con la italiana Fiat, y con esa firma --y una transferencia de 4.700 millones de euros desde el Departamento del Tesoro para financiar la salida del proceso de reestructuración bajo la ley de bancarrota-- la automovilística estadounidense abandonó los tribunales. El proceso para GM, una compañía mayor y más compleja, no será idéntico, pero se anticipa que el camino que recorrerá la segunda automovilística del mundo puede ser similar.

La compañía se repartirá entre el fondo de los trabajadores jubilados (55%), Fiat (con un 20%, pero que podrá elevar hasta el 35%) y los gobiernos de EEUU y Canadá (8 y 2% respectivamente).