Desde que estalló la crisis financiera, y debido a la dificultad que presenta captar recursos en los mercados mayoristas, la banca ha multiplicado la colocación de productos financieros a sus clientes minoristas a través de su red de sucursales. Y no siempre de forma transparente.

Por segunda vez en menos de tres meses, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) lanzó ayer una seria advertencia al sector sobre cómo debe actuar en estas campañas comerciales. Ya en febrero, el supervisor envió una misiva a las patronales de los bancos, las cajas, las cooperativas de crédito y las cajas rurales, en la que les advertía de que iba a reforzar la supervisión de las emisiones de renta fija a pequeños clientes y les exigía que cumplieran una serie de requisitos.

Lejos de quedarse ahí, la CNMV publicó ayer una nueva misiva en la que subraya una serie de pautas que deben seguir las entidades en la comercialización de instrumentos financieros en su red de oficinas.

La normativa española y europea obliga a diferenciar claramente entre las actividades de comercialización (colocación de productos) y asesoramiento financiero (recomendación personalizada según los conocimientos, objetivos y situación económica del cliente).