George Bernard Shaw acuñó en el siglo XIX varios aforismos que han pasado a la historia. En uno de ellos, el periodista y dramaturgo irlandés recordó que la libertad es, fundamentalmente, responsabilidad. Y eso es precisamente lo que ayer, de manera directa, sin rodeos, le pidió Europa a Estados Unidos.

¿Por qué responsabilidad? ¿Acaso no la ejerce? ¿Quién es el Gobierno de la UE para amonestar a las élites políticas y econó- micas norteamericanas que adoptan libremente sus decisiones? Los efectos de la crisis desatada en las altas finanzas estadounidenses, que ya se ha cobrado varias víctimas en forma de grandes bancos, contaminan al Viejo Continente y los dirigentes se afanan en evitarlo. Argumento suficiente para plantar cara al gigante en un asunto y un momento tan delicado.

No resulta extraño, por tanto, que la Comisión Europea dijera ayer que EEUU debe "asumir su responsabilidad". Lo subrayó un portavoz del Ejecutivo comunitario, quien mostró, además, su "decepción" por el rechazo que el Congreso americano propinó el lunes al plan de rescate de su sistema financiero, lo que acabó de desmoronar a los mercados.

Lo cierto es que Europa logró tranquilizar a las bolsas tras el pánico del lunes. Ayer, salvo el italiano --el banco Unicredit también sufrió los ataques de los inversores--, todos los mercados cerraron en positivo. El Ibex 35 español progresó el 0,4%. Hubo esfuerzos para infundir calma. La FBE, una patronal de los bancos europeos que defiende los intereses de 5.000 entidades, fue clara: la banca del Viejo Continente "será capaz de capear las turbulencias" gracias a su solidez y al modelo de supervisión de la UE. Y, además, insisten, los depósitos de los clientes están garantizados.

SARKOZY CUADRA A LA BANCA Dada la inquietud que los últimos acontecimientos han generado en la ciudadanía, los mensajes positivos fueron bien recibidos. Como lo fue que el BCE pusiera en marcha la máquina de inyectar dinero y en una sola sesión introdujera ayer 190.000 millones de euros en el sistema. Tras las nacionalizaciones de Fortis y Dexia (Bélgica) y Bradford & Bingley (Reino Unido), el temor de contagio de la crisis se extiende por toda la geografía europea.

Uno de los dirigentes más combativos con lo sucedido es el francés Nicolas Sarkozy. Ayer examinó la situación con los dirigentes de los principales bancos y aseguradoras de Francia. Al término de la reunión, el Elíseo se limitó a informar de que Sarkozy había recordado a los bancos "su misión prioritaria de financiar la economía", es decir, conceder créditos. Solo dos de los asistentes a la reunión hicieron declaraciones. El director general del banco Crédit Agricole, Georges Pauget, expresó su confianza en la "estabilidad" del sistema financiero francés, que calificó de "sólido, diversificado y que cuenta con el apoyo de las autoridades públicas". Por su parte, Henri de Castries, presidente de la aseguradora Axa, afirmó que "el sistema financiero francés es estable y tiene una solvencia muy confortable", informa J. A. Sorolla.

Con el mismo propósito tranquilizador se expresó desde Madrid el vicepresidente económico, Pedro Solbes, quien dijo lamentar que el plan de Bush no saliera adelante. Sin la contundencia de otros dirigentes, el ministro español también se mostró decepcionado con EEUU.

Todas las miradas se sitúan de nuevo en qué hará mañana el Banco Central Europeo (BCE) con los tipos de interés. Si los baja del 4,25%, las bolsas retomarían una cierta calma y el euríbor se reduciría.

José Manuel González Páramo, representante español en el consejo del BCE, fue quien ofreció la clave: su "máxima prioridad" es que el sector financiero vuelva a la normalidad. En román paladino, el BCE se olvidará de la inflación y, posiblemente, rebajará el precio del dinero para contribuir a atenuar las consecuencias de la crisis. Pero nada es seguro. El propio presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, dijo que que la banca europea que ha sido ayudada por sus gobiernos calculó mal los riesgos y criticó cierta falta de transparencia del sector.