Las auditoras son firmas especializadas que verifican la exactitud y la solidez de las cuentas de las empresas. Pero ninguna de ellas detectó los graves déficits de solvencia de numerosos bancos europeos, que tuvieron que ser salvados de la quiebra con masivas inyecciones de fondos públicos a costa del dinero de los ciudadanos. "La crisis económica y financiera global ha puesto de relieve una serie de fallos en el sector de la auditoría" y demuestra que es necesaria una nueva regulación para lograr que las auditoras sean realmente eficaces e independientes, anunció ayer el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier.

"El mantenimiento del statu quo no es una opción", subrayó Barnier. Tras la reforma de la supervisión financiera, de las agencias de calificación y de los fondos especulativos, la Comisión Europea considera que le ha llegado el turno de las firmas de auditoría para evitar que se repitan los errores que condujeron a la crisis financiera.

SIN OBJETIVIDAD El primer problema, según Barnier, es la falta de independencia de las firmas auditoras. "No está claro que los auditores sean realmente objetivos y críticos al examinar las cuentas de una empresa cuando esa misma empresas es un cliente real o potencial de otros servicios que ofrece la auditora", destacó el Ejecutivo comunitario.

¿Que independencia puede existir cuando una auditora trabaja durante décadas con el mismo cliente, que es quien elige y remunera a la firma que supervisa sus cuentas?, se preguntó Barnier.

El segundo gran problema detectado es la enorme concentración, con cuatro firmas que controlan el 70% del sector en la Unión Europea: Deloitte, Ernest & Young, PricewaterhouseCooppers y KPMG.

Un tercer problema, destacó el comisario Barnier, es si las auditoras facilitan la información adecuada a todos los agentes del sector financiero o, por el contrario, presentan sus análisis de forma equívoca.

La Comisión Europea considera que auditar las cuentas y ofrecer servicios de consultoría a la misma empresa genera un conflicto de intereses y cree que debe limitarse la proporción de ingresos que procede de un solo cliente y que las auditorías han de estar sometidas a algún tipo de supervisión independiente.

PERIODO DE CONSULTA ABIERTO Para corregir esta situación, Barnier abrió hasta diciembre un periodo de consultas con todos los agentes interesados y preparará unas propuestas normativas concretas en el 2011.