La era de los alimentos ‘sin’, dentro de la transformación tecnológica y digital, ha llegado. Productos saludables, productos específicos para determinados colectivos, nuevos formatos, loncheados sorprendentes, envases inteligentes-smart que alargan la vida útil del alimento, o directamente ‘superalimentos’ enriquecidos con vitaminas, minerales, Omega 3, ácido fólico... son los nuevos productos que ya están en los líneales de los supermercados y cuya actualidad fue analizada por la Federación Extremeña de Amas de Casa Consumidores y Usuarios (Feaccu) la semana pasada en Cáceres. Las empresas del sector alimentario han tenido que adaptarse a un mercado que ha experimentado un cambio en la última década. Antes las familias eran más grandes, existía la despensa y se llenaba el carro a rebosar en un hipermercado que estaba en la periferia. Ahora, las familias son más pequeñas, con pisos más reducidos, se va más a comprar a la tienda próxima y los consumidores no quieren perder tiempo.

La alimentación ‘sin’ es fruto de este nuevo escenario y de una transformación tecnológica y digital que ha cambiado hasta cómo deben ser las fábricas de alimentos. Ahora éstas deben ser automatizadas, flexibles, inteligentes, sociales, sostenibles y conectadas, donde las máquinas y los sistemas de información sean capaces de cooperar de manera eficiente. En un mundo que --según los datos barajados por la FAO-- debe incrementar más de un 50% su producción de alimentos en 2050 para dar de comer a 9.500 millones de personas. La creación de alimentos ha de ser una prioridad.

El sector agroalimentario supone un 11% del PIB, mantiene 2,5 millones de puestos de trabajo y exporta por valor de 45.000 millones de euros. Su importancia en la economía es esencial.

Las V Jornadas de Información al Consumidor, organizadas por Feaccu, tuvieron como lema ‘La innovación y la Seguridad en la Cadena Alimentaria. Nutrición’. Víctor Yuste, director general del Foro Interalimentario defendió que la innovación debe ser un trabajo de toda la cadena agroalimentaria, desde el agricultor o ganadero, el fabricante, el supermercado y el consumidor final. A este respecto, alabó la política de Mercadona de considerar ‘El jefe’ el cliente, ya que es quien finalmente es responsable de la continuidad de una empresa.

INTERVENCIONES / Maribel Martín-Romo, directora regional de Relaciones Externas de Mercadona, explicó el sistema de coinnovación que emplea la cadena de supermercados. Son los propios clientes los que ayudan a desarrollar nuevos productos con la participación de 180 monitores.

Pilar Rufo Márquez, abogada de la Oficina de Atención al Consumidor de Feaccu abordó el espinoso tema de las garantías al consumo de productos. Así explicó que el consumidor tiene derecho a una garantía de dos años para productos nuevos y de un año en los de segunda mano, bastando con un documento que justifique la compra.

Por su parte, María Iglesias Martín, bioquímica y bióloga molecular, explicó que la seguridad alimentaria es un derecho y puso varios ejemplos sobre cómo almacenar correctamente los alimentos o sobre la información que aparece sobre ellos en el etiquetado. Finalmente, Marta Martín González, técnico de la Asociación de Celíacos de Extremadura (Acex), también informó sobre la importancia que tiene el etiquetado de los alimentos para este colectivo, así como de los programas que tienen en marcha para un diagnóstico precoz de esta intolerancia alimentaria.

Julia Molano, presidenta del Consejo Extremeño de Consumidores concluyó que «si un producto no es seguro no lo compramos y ése es el poder de los consumidores».