A la vez que los políticos estadounidenses, republicanos y demócratas, estudian cómo sellar un plan de rescate para el sistema financiero que no perjudique sus respectivos intereses electorales, la crisis en los mercados no cesa y se cobra nuevas víctimas. Dos más. El castillo de naipes del capitalismo occidental se desmorona peligrosamente a ambos lados del Atlántico.

EEUU se despertó ayer con la mayor quiebra financiera en decenios, la de la hipotecaria Washington Mutual. La noticia quedó amortiguada por el rosario de desastres de los últimos meses. El banco central (la Reserva Federal, Fed por sus siglas en inglés) promovió, y consiguió después, la venta urgente de un grupo financiero con 5.400 sucursales extendidas por todo el país. Con sede en Seattle, 119 años de historia y activos evaluados en más de 210.000 millones de euros, había perdido el 95% de su valor bursátil desde enero. JP Morgan, el banco de inversión que adquirió hace unos meses otra institución en quiebra, el Bear Stearns, se ha hecho con la hipotecaria a precio de saldo: pagará apenas 1.300 millones.

CAMBIA EL MAPA DE LA BANCA La operación dibuja la silueta de un nuevo esquema bancario en EEUU. JP Morgan será el líder por depósitos de la banca comercial gracias a sus arriesgadas compras de los últimos tres meses. También consolida su liderazgo Bank of America, que se ha hecho con Merrill Lynch --reforzando así su negocio de banca de inversión-- y con la hipotecaria Countrywide Financial. Meses atrás se había fortalecido con la compra de LaSalle, la filial de Chicago de ABN Amro.

Washington Mutual es otro martillazo en el mismo clavo. Llega tras la quiebra de Lehman Brothers; las ventas de Merril Lynch y Bear Stearns, y la nacionalización de aseguradoras como AIG o Fannie Mae y Freddie Mac, del ámbito hipotecario.

EFECTO MARIPOSA Como si de un efecto mariposa se tratara, en Europa los ecos de la crisis estadounidense causan más que ruido. Uno de los principales grupos aseguradores y financieros del continente, el belga-holandés Fortis, anunció ayer la venta de activos por valor de 10.000 millones para hacer frente a sus problemas de liquidez.

Las autoridades belgas anunciaron que no le abandonarán a su suerte. El gigante participó hace apenas unos meses en la compra y troceamiento de ABN Amro, operación en la que también concursaron el banco Santander y el Royal Bank of Scotland. Los problemas de Fortis vienen precisamente de la difícil digestión de aquella compra.

QUIEBRA IMPOSIBLE Pese a esta operación, el director general, Herman Verwilst, insistió ayer en que la entidad sigue siendo "solvente" y que tienen posibles compradores. "No es posible que Fortis vaya a la quiebra. No hay la más mínima probabilidad", insistió. No le sirvieron sus esfuerzos. A última hora de anoche, los accionistas le destituyeron y nombraron a Filip Dierckx.

Los 10 activos en venta son de las divisiones de banca y seguros. Los ingresos servirán para financiar la compra de ABN Amro, por el que pagó 24.000 millones. Para asegurar la tranquilidad de los inversores, Dierckx subrayó que el banco es objeto de una "estricta supervisión" por parte de la comisión bancaria de Bélgica y Holanda. Y el ministro de Finanzas, Didier Reynders, garantizó a los clientes que no se les dejará en dificultades.

Otro gigante bancario, el británico HSBC, anunció ayer un recorte de 1.100 empleados. El día anterior, el también británico Bradford & Bingley despidió a 370 personas.