El Banco Central Europeo (BCE), celebra este jueves reunión de política monetaria en un encuentro que para algunos analistas será “el más difícil de los últimos años” ya que, en esta ocasión, se enfrenta “a retos globales”, no solo el europeos, según los analistas de Bank of America Merrill Lynch.

El presidente del BCE, Mario Draghi, ya anticipó en enero su intención de adoptar nuevas medidas de estímulo en la reunión de marzo ante los riesgos crecientes para el crecimiento económico y la debilidad de la inflación por la caída del precio del petróleo. "Tenemos el poder, el deseo y la determinación de actuar. Y no hay límites para cumplir nuestro objetivo”,dijo.

Los mercados esperan que ahora el BCE eleve de 60.000 a 70.000 millones la compra mensual de deuda pública y privada en los mercados financieros y que retrase a septiembre del 2017 el fin del programa de.

1.-¿Cuáles son las razones que obligan a Draghi a mover ficha?

“La inflación se sitúa en niveles próximos al fantasma de la deflación, con un crecimiento de los precios en el 2015 del 0,2% según datos de Eurostat, por el hundimiento del precio del petróleo, que ha caído un 30% desde la última reunión del BCE. Las previsiones decrecimiento de la zona euro para el 2016 y 2017 se sitúan en 1,7%, muy lejos del 3,2% que se alcanzó en los años previos al inicio de la crisis financiera. Además existen otros factores externos como las débiles perspectivas de crecimiento de las economías emergentes, la volatilidad en los mercados financieros y los riesgos geopolíticos” resume Carlos Salvador, profesor de CUNEF. Además, vuelve a aumentar la diferencia entre los tipos de interés de los préstamos entre países como Alemania y España (fragmentación financiera).

2.-¿Qué se ha hecho hasta ahora?

Desde septiembre del 2014 el precio oficial del dinero se mantiene prácticamente en cero (0,05%). Además, entre las medidas no convencionales, el BCE decidió introducir los tipos negativos de depósito por primera vez en junio del 2014. Ya en enero del 2015 Draghi anunció un programa de Quantative Easing en toda regla, que significaba poner a todo gas la máquina de imprimir dinero con el fin de inyectar 60.000 millones de euros cada mes en la economía mediante la compra de deuda pública de los países del euro (50.000 millones) y privada (10.000 millones) por un periodo de 19 meses, entre marzo del 2015 y septiembre del 2016. En diciembre se decidió extender este programa hasta marzo del 2017 y bajar al-0,3% el tipo de interés que el banco central cobra a las entidades financieras por sus depósitos. Estas medidas sin embargo decepcionaron a los mercados, que esperaban más.

3.-¿Cuáles han sido los resultados?

El crédito es más fácil, el euro se ha depreciado hasta 1,10 dólares (lo que favorece la exportación) y los tipos de interés se han desplomado hasta el punto de que más de la mitad de la deuda pública europea tiene tipos negativos (los inversores pagan por comprar deuda europea, también española) y el euríbor a un año (que sirve de referencia para la revisión de las hipotecas) está en terreno negativo (en torno al -0,025%). La inflación, sin embargo, sigue muy por debajo del objetivo oficial del 2% y en febrero se hundió hasta el -0,2%, desde el +0,3 de enero.

4.-¿Qué nuevas medidas se esperan?

Existe cierta coincidencia entre los analistas en pronosticar que en su reunión de marzo el BCE decidirá amplificar las medidas ya en marcha. Así se apuesta a que la tasa negativa de los depósitos pasará del -0,3% actual al -0,4% y que el programa de compra de deuda (QE por su sigla en inglés) elevará las compras mensuales desde los 60.000 millones de euros actuales a 70.000 millones. También se espera un nuevo alargamiento del programa de compras más allá del límite actual de marzo del 2017, hasta septiembre. Más dudas existen sobre si el BCE dará el paso de ampliar el perfil de la deuda que compra actualmente en los mercados financieros asumiendo peores calificaciones de riesgo o nuevo tipos de activos, como los bonos de empresas.