Decía uno de los principales banqueros del país en una reciente presentación de resultados que el "pecado original" del Gobierno en la crisis fue el retraso con que reconoció su envergadura. No es una idea exclusiva, ni mucho menos, pero no está de más recordarla. El problema es que no se trataba de un asunto dia- léctico, sino que se antoja harto complicado combatir algo cuya existencia se niega o ignora.

En poco se parece el José Luis Rodríguez Zapatero de hace tres años al que ayer admitió en el Congreso que la economía española necesitará un lustro para solventar sus desequilibrios estructurales. El presidente, que ha reconocido públicamente su error en más de una ocasión, llamó a "grandes acuerdos" a los grupos parlamentarios y, curiosamente, afirmó que el "poderoso hilo conductor" que les une es la Unión Europea...

El mensaje del líder del Ejecutivo casa cada vez más con el de los expertos, que apuestan de forma creciente por que España sorteará la crisis de la deuda sin necesidad del rescate comunitario, pero que insisten en la necesidad de ajustes y reformas para volver a crecer. Sin ir más lejos, los analistas de Société Générale afirmaron ayer, no solo que España se va a librar, sino que incluso lo hará Portugal.

Todo parece indicar, con todo, que habrá que esperar al 2011 para comprobar qué vaticinios, si los de los optimistas o los de los agoreros, se cumplen. Los inversores bajistas parecen haberse ido de vacaciones hace unos días, y los alcistas se tomaron ayer también el día libre. El volumen de operaciones fue muy bajo, terreno abonado para los bandazos y los sobresaltos, y a pesar de ello la mayoría de las bolsas europeas apenas se movieron.

Y ello a pesar de que el dato de crecimiento de la economía estadounidense en el tercer trimestre resultó ser del 2,6%, nueve décimas más que en el segundo y una décima más que el adelantado, pero también dos décimas menos de lo esperado por los mercados financieros.

Una noticia así podría haber provocado una oleada de ventas hace unas semanas, pero, lo dicho, los inversores están apáticos. De hecho, la diferencia entre el bono español a diez años y el alemán de referencia, indicador del riesgo de impago que percibe el mercado en la deuda pública, cayó desde los 257 puntos básicos a los 251.

Así las cosas, el Ibex 35 cedió un ligero 0,2%, hasta la cota de los 10.183,5 puntos. Los grandes valores y Abertis (su accionista CVC busca financiación para comprar), protagonistas.