Fue motivo de debate, una de las prioridades de la agenda de las élites empresariales y políticas mundiales, pero la 40 edición del Foro Económico Mundial acabó ayer sin consenso sobre la reforma del sistema financiero que muchos gobiernos desean aplicar para evitar una nueva crisis mundial. Y no solo se cerró sin una visión común entre banqueros y reguladores, sino con advertencias de que los bancos están volviendo a las prácticas que provocaron la debacle financiera convertida luego en crisis global.

De nuevo, la flor y nata de las finanzas, las empresas, numerosos millonarios y responsables políticos, entre ellos una treintena de jefes de Estado o gobierno, debatieron en la localidad suiza de Davos durante cinco días sobre cómo volver a un crecimiento económico sostenido o cómo frenar el cambio climático, entre otros temas. Una de las novedades es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) creará un fondo verde dotado con unos 700 millones de euros para ayudar a los países a tomar medidas contra el cambio climático.

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, afirmó que se debe "mejorar notablemente la regulación" del sistema financiero y hacerlo "más resistente que antes", con normas globales. Fue una idea que planeó desde que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, inauguró las sesiones el miércoles pasado. En este contexto, el director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), Jaime Caruana, advirtió de que los mercados vuelven a tomar riesgos a corto plazo que no contribuyen a la estabilidad económica.