Hay finales de mes que son auténticas trampas para Vanesa Lozano García, vecina de Alcalá de Henares de 38 años y encargada del acceso de un centro comercial situado en la zona más rica de Madrid.

Según cómo cuadre el día de la paga con la fecha de caducidad de su abono de transporte, puede pagarlo o ha de pedir prestado para no faltar al trabajo. Cobra el salario mínimo y solo en transporte se le van 85 euros.

No será por manirrota ni por descuidada. «De noche me duermo haciendo cuentas para estirar al máximo el sueldo», asevera.

Vive en casa de su madre junto a ella y a su hermana, que tiene una discapacidad. Actualmente, independizarse no entra en sus planes.

«De mi sueldo y la pensión de 400 euros de mi madre dependemos tres personas», advierte esta mujer. Por otra parte, ¿dónde va con su sueldo? «En Alcalá, los alquileres rondan los 700 euros. Tendría que elegir: o techo o comida», calcula.

Aficionada a la lectura, con los nuevos 50 euros que recibirá en su nómina de febrero, Vanesa tiene planeado comprarse el último libro de Stephen King. «Será mi pequeño lujo», afirma.