El reto de reducir las emisiones de CO2 sobrevuela el Salón del Automóvil de Barcelona. El millón de visitantes que esperan los organizadores podrán comprobar, a partir de mañana, que los seis modelos presentados como novedades mundiales y, en general, todas las marcas hacen gala de ser cada vez más respetuosas con el medioambiente. Sin embargo, el sector advierte al Gobierno central de que el nuevo impuesto verde que prepara puede reducir las ventas de ciertos modelos y repercutir negativamente en las fábricas españolas.

La 34 edición del Salón del Automóvil de Barcelona, que estará abierto hasta el día 17, aspira a igualar la cifra de visitantes del 2005, que fue de 1,1 millones de personas. La oferta de las 44 marcas se completa con exposiciones de los coches de Tintín y Rolls-Royce.

Entre las novedades destacó el Seat Altea XL Freetrack, el primer 4x4 de la marca española del que solo se había visto alguna foto hasta ahora. Además, el salón expone por primera vez el Peugeot 207 SW, el Citroën C4 sedán, el nuevo Kia Picanto, un Opel Corsa GSI y los nuevos todoterrenos de Range Rover.

Nissan presentó la actualización de los todoterreno Pathfinder y la versión pick up Navara. Precisamente, Nissan puede ser una de las marcas más afectadas si el Gobierno central subvenciona la compra de vehículos con emisiones de CO2.

El consejero delegado de Nissan Iberia, José Muñoz, propuso, al igual que el poderoso lobi de la Asociación de Fabricantes (Anfac), un gravamen lineal por cada gramo de emisión pero sin aumentar la presión fiscal global sobre la compra de un vehículo. Así, las marcas confían, dijo, en que se acelere la renovación del parque automovilístico.