Hace meses que funcionarios e instituciones europeas se preguntan si la Unión Europea debe conceder o no a China el estatus de economía de mercado, pero muy especialmente los trabajadores de sectores industriales como el acero, muy afectados por el dumping chino, que no tienen dudas sobre cual debe ser la respuesta. “China, simplemente, no es una economía de mercado. Conceder prematuramente el estatus cuando no cumple ni los criterios de la UE ni las obligaciones de la OMC sería una locura económica y políticamente”, reprochaba hace unos días Axel Eggert, director general de Eurofer que representa los intereses del acero.

Cuando China ingresó en 2001 en la Organización Mundial del Comercio lo hizo en calidad de país en transición hacia una economía de mercado con un plazo provisional de 15 años. A finales de 2016 se cumple ese período y la UE debe decidir si Pekín ha aprendido a jugar bajo las reglas del juego. Una decisión que de ser afirmativa limitaría la capacidad de acción europea y las posibilidades de atacar el dumping chino. Bruselas ha indicado que no decidirá hasta que disponga del estudio de impacto que ha encargado pero este asunto ya ha empezado a generar tensiones. Los países nórdicos son partidarios de darle el estatus, los del sur, se oponen.

Este lunes, coincidiendo con una reunión de alto nivel de industrias grandes consumidoras de energía como acero, cemento o productos químicos a la que asisten comisarios y otros dirigentes, se espera en Bruselas a 5.000 trabajadores, representantes de empresas y también de algunos gobiernos para mostrar el malestar y la preocupación que existe ante una decisión que puede tener consecuencias devastadoras para la siderurgia, la cerámica, el aluminio o el sector de los paneles solares.

Según Eurofer, durante los últimos 18 meses China ha duplicado las importaciones de acero barato, con precios hasta un 40% inferiores, y mantiene una sobrecapacidad de 400 millones de toneladas, más del doble de la producción total de acero de la UE, que ronda los 170 millones. Todo esto ha llevado a una inundación del mercado, al cierre de fábricas y a pérdidas de empleo. “La sobrecapacidad se produce debido a la persistente intervención del estado en la economía china”, alegan cifrando en 330.000 los empleos del sector en riesgo -prácticamente todos- de concederle el estatus al gigante chino.

Un estudio del Economic Policy Institute (EPI) sugiere que un incremento de las importaciones de China podría derivar en una caída del PIB europeo del 2% y una pérdida de empleos entre las industrias más afectadas de entre 1,7 y 3,5 millones, 639.000 en Alemania y 416.000 en Italia. “Sería como darle a China una licencia ilimitada para seguir haciendo dumping”, advierte AEGIS que aglutina a una treintena de asociaciones de varios sectores y convocante de la protesta este lunes. La Comisión minimiza las cifras y sitúa en torno a los 188.000 los empleos en riesgo si no se adoptan medidas, aunque una nota interna de trabajo eleva a 234.000 los empleos directamente afectados -el 79% en Italia, Alemania, Francia, España, Polonia y Portugal- por las medidas antidumping en marcha.

Precisamente, este viernes el Ejecutivo comunitario anunciaba la apertura de tres nuevas investigaciones por la venta por debajo de coste de productos siderúrgicos procedentes de China. En total, son ya 37 las medidas defensivas que ha puesto en marcha la UE en relación al acero y mantiene abiertas otras nueve investigaciones. “Estoy determinada a utilizar todos los medios posibles para garantizar que nuestros socios comerciales juegan bajo las reglas”, promete la comisaria de comercio, Cecilia Malmström.