La industria farmacéutica en España muestra problemas crecientes para abastecer de productos las farmacias. Los controles que realiza la Administración confirman el sustancial aumento de desabastecimientos y que también son percibidos por los clientes. En marzo, el registro de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) reflejaba la falta de 250 especialidades, mientras que en las últimas semanas se incrementó hasta las 385. El sector sanitario-farmacéutico español empieza a estar inquieto por el fenómeno y los clientes deben asumir cada vez más habitualmente que es difícil encontrar el medicamento que les recetan. Los laboratorios evitan hablar del impacto de un fenómeno que apunta a global y que afecta a casi todos los integrantes de la cadena farmacéutica.

En el Ministerio de Sanidad tienden a relativizar el problema al considerar que los problemas de suministro no han llegado a convertirse en una alerta sanitaria: «Por lo que tiene que velar el ministerio es que haya un tratamiento terapéutico alternativo», afirman. Las farmacias reclaman a la Administración que los médicos no receten productos que no se suministran y se cree un archivo dinámico que evite conflictos en las farmacias. Fuentes del Colegio de Farmacéuticos apuntan como solución que los propios farmacéuticos potencien las fórmulas magistrales para adaptarse a la demanda, pero todavía existen muchas trabas para ello.

SECTOR RENTABLE / No deja de asombrar la falta de adaptación entre oferta y demanda en un sector de buena imagen que integran un par de centenares de empresas, 40.000 trabajadores y que supone una facturación superior a los 15.000 millones de euros al año. Es el farmacéutico un sector de elevada productividad, de 155.675 euros por empleado, más del doble que la media industrial. Mantener esas ratios obliga a la industria a cumplir estrictos objetivos de rentabilidad por medicamento vendido, pero los precios de referencia bajos, la elevada competencia y el peso de los genéricos desincentiva la presencia en el punto de venta. Otro factor que influye es la falta de precios unificados en Europa, que desincentivan las ventas de productos en los mercados más baratos, como España.

Los farmacéuticos se quejan de que son ellos los que dicen que no a los clientes y en algunos foros profesionales se ha propuesto que se saque de la financiación pública los medicamentos que tengan un suministro irregular.

Algunas fuentes del sector apuntan a que la suspensión de suministros a las farmacias forma parte de las políticas comerciales a la hora de oxigenar las cuentas de resultados. El problema aparece cuando en una punta de demanda los laboratorios no están en condiciones de adaptarse.

Fuentes de las firmas distribuidoras afirman que el problema del desabastecimiento hay que situarlo entre los fabricantes y sus estrategias de comercialización. Los laboratorios apuntan también a los distribuidores.

Para la patronal de los laboratorios Farmaindustria la causa es múltiple, aunque apunta a los precios de referencia del sistema sanitario como el cogollo del asunto, porque hacen que no salga a cuenta a los dueños de patente hacer determinadas presentaciones. Además, está la práctica legal de las exportaciones paralelas. Al ser los precios de los medicamentos diferentes en cada país, a veces hay fármacos estaban pensados para abastecer un determinado mercado pero que acaban en otro más caro.