La preocupación de los españoles por el desempleo se ha disparado en el último barómetro del CIS, al ser considerado el principal problema para el 62,2 por ciento de los ciudadanos, 6,1 puntos más que antes del verano, una cota que no se alcanzaba desde marzo de 2005. Estos datos figuran en la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas de septiembre, elaborada entre el 5 y el 13 de ese mes, antes de la crisis financiera y bursátil internacional, y en la cual los problemas económicos figuran como segunda inquietud ciudadana, (54,2 por ciento), seguidos de la inmigración (28,4 por ciento).

No obstante, la percepción de la futura evolución de la economía mejora respecto al anterior estudio de julio, ya que aumenta en tres puntos el porcentaje de optimistas y se reduce 3,5 puntos el porcentaje de quienes piensan que la economía estará peor en un año. El muestreo refleja que el paro ha desbancado en la estadística a las preocupaciones económicas. Si en julio los españoles estaban más preocupados por los "problemas de índole económica" (que citaban el 59,9 por ciento) que por la falta de trabajo (56,1 por ciento) ahora la percepción se invierte en la estadística.

Históricamente, hay que remontarse a marzo de 2005 para encontrar una cota tan alta de preocupación por el paro en las encuestas del CIS; entonces ocupaba el primer lugar, con el 62,8 por ciento, y ahora está al 62,2. Fuera del ámbito económico, el barómetro constata que el terrorismo sigue siendo un fenómeno que sigue preocupando a los españoles, pero menos que antes del verano. Ahora ocupa el cuarto lugar, mencionado por el 18,6 por ciento de los encuestados, 2,3 puntos menos que en julio, cuando figuraba en quinto puesto de la relación.

Lo mismo ha sucedido con la vivienda, que ahora inquieta al 18,4 por ciento de los ciudadanos, cuando en el anterior barómetro esta cifra era del 21,5 por ciento. Al ser consultados sobre los problemas que más les afectan personalmente, los españoles mantienen las mismas prioridades. En primer lugar, el 49,7 por ciento, alude a las dificultades económicas, en segundo puesto se sitúa el desempleo (28,8 por ciento) y la vivienda sigue siendo el tercero (15,9 por ciento).

Preguntados por la situación económica, en este muestreo, confeccionado a partir de 2.480 entrevistas, sólo el 6,0 por ciento de los ciudadanos la ve como "buena" o "muy buena", siete décimas menos que en julio. Un 59,6 por ciento opina que la coyuntura es "mala" o "muy mala", frente al 58,6 del último barómetro, y para el 33,6 por ciento es "regular". Dentro de un año, un 13,7 por ciento augura que mejorará, un 44,9 por ciento cree que irá a peor y un 30,8 por ciento dice que será igual. Hace dos meses, sumaban el 11,7 por ciento los que confiaban en una mejoría, y un 47,4 por ciento vaticinaba un empeoramiento.

En el ámbito político, el 13,5 por ciento califica la situación de "buena" o "muy buena" (el 17,0 en julio), el 38,8 la ve como "mala" o "muy mala" (antes el 35,7 por ciento) y el 40,1 por ciento dice que es regular. Ante el futuro, los españoles se muestran más pesimistas, puesto que si en la anterior encuesta del CIS el 11,8 manifestaba que la situación política iba a mejorar, ahora es el 9,6; al mismo tiempo, suben del 24,6 por ciento al 25,0 por ciento los que creen que empeorará.

Otro apartado del estudio reseña que ha subido el número de españoles que se confiesan católicos. En julio, el 19,5 por ciento se declaraba ateo o no creyente, porcentaje que baja al 17,9 en septiembre; los católicos sumaban el 75,8 y ahora son el 78,5 por ciento. Sin embargo, los de otras religiones representaban el 2,2 por ciento y en el último estudio descienden hasta el 1,7.