Debe ser una señal del azar que el día en que el autor de Después de Bush: el fin de los neocons y la hora de los demócratas, Paul Krugman, fue galardonado con el Nobel de Economía, los mercados financieros volvieron a recobrar el pulso tras una agónica semana, meses más bien. La adrenalina corrió por las cibernéticas arterias bursátiles como no se recuerda: la subida fue histórica. La semana anterior habían caído hasta capitular. Gracias precisamente a la acción conjunta de los estados de medio mundo, al bombeo de dinero público, como lo ha definido Gordon Brown, el mercado, que solo sabía de beneficios y pérdidas, recobró al fin el aliento.

El neokeynesiano Krugman es uno de los más agrios críticos del ultraliberalismo económico del todavía presidente de EEUU. Y ayer debió tener un doble motivo de satisfacción: el premio de la Academia Sueca y la constatación de sus tesis sobre el importante efecto de los intereses y las fuerzas de la política en el trasfondo de la economía. Este mismo fin de semana aseguraba desde su columna de The New York Times que estábamos ante la última oportunidad de evitar el desastre. Y, finalmente, los gobiernos de las grandes economías actuaron conjuntamente para evitar el colapso.

GRAN REACCION "Compro, compro, compro" fue la frase del día en las bolsas europeas. Desde primeras horas de contratación los inversores no tuvieron dudas sobre qué hacer. Los blue chips fueron por delante en su ascensión, pero al final de la jornada no quedó --salvo contadas excepciones-- ni un valor en rojo en los principales índices de Europa. El Ibex 35 avanzó el 10,65% --nunca antes se había producido una subida así--, pero no fue el más alcista: Milán ganó el 11,5%; el DAX de Fráncfort, la segunda bolsa europea por volumen de contratación, avanzó el 11,4%; el CAC de París ganó el 11,2%; y Londres --la primera--, subió más del 8%. Incluso Wall Street, contagiada por el optimismo europeo, se movió en porcentajes cercanos al 7%.

El fin de semana ha sido clave, no solo para restablecer la confianza de los inversores, sino también la del sistema financiero. Desde que el Tesoro de EEUU dejó caer Lehman Brothers, la desconfianza se había apoderado de los bancos, hasta el punto de secar la liquidez de los mercados. Ni siquiera el euríbor reaccionó después de que siete bancos centrales bajaran medio punto los tipos de interés. Ayer sí reaccionó y confirmó la leve moderación del viernes.

GARANTIAS El sistema pedía garantías de que se podía acudir al interbancario con la seguridad de que los otros bancos devolverían los préstamos porque su continuidad y liquidez están aseguradas. Finalmente, los mercados aceptaron que la situación puede cambiar, después de que los 15 jefes de Gobierno del Eurogrupo concertaran un plan para evitar la quiebra de una entidad bancaria. Ayer, los estados de la UE sellaron el pacto con medidas individuales.

El Consejo de Ministros español aprobó un plan para conceder avales a bancos y cajas para que puedan captar dinero en el mercado interbancario con un montante de 100.000 millones hasta diciembre del 2009. Además, aprobó la posibilidad de entrar en el capital de las entidades financieras de forma preventiva. El Ejecutivo se apresuró a puntualizar que no contempla esta posibilidad, dada la solvencia de la banca española.

De todas formas, Downing Street está dispuesto a desembolsar hasta 600.000 millones para que su mercado funcione. La banca se salva, pero sus acciones se desploman, ante el aviso de Brown de que la inyección de dinero también significará una cambio de reglas de juego.

El plan europeo acabará con un importe mayor que el de EEUU, que asciende a algo más de medio billón de euros. Sobre la mesa, Alemania pone 500.000 millones; Francia, 360.000; Holanda, 200.000; Austria, como España, 100.000; Italia, 40.000; y Portugal, 20.000. En total, más de 1,9 billones. Europa va a pagar caro el pato.