Los dioses griegos no dan pie a la calma. Y a ese clima se suman las dudas que afectan actualmente a la economía portuguesa, que impuso sentimiento de fado en el ánimo de los inversores.

La bolsa española no pudo escapar de ese contexto dominado por el pesimismo y los temores, por lo que el principal índice de la renta variable, el Ibex 35, se dejó en el camino el 2,19%. Como el resto de las plazas internacionales, se vio afectada por las numerosas dudas que se ciernen sobre las economías del sur de Europa.

La jornada se saldó finalmente con un retroceso de 242,80 puntos en el Ibex, hasta caer por debajo del umbral de los 11.000 puntos y quedar situado en 10.821,90. Tras este resultado, en lo que va de año, las pérdidas acumuladas por este índice llegan ya al 9,36%.

No hubo ninguno de los valores de mayor capitalización del mercado español que viviera una jornada positiva. Ni uno solo de ellos. Todas las grandes empresas del Ibex bajaron y tiñeron de rojo los paneles: el BBVA y el Santander, el 3,12%; Repsol YPF, el 1,77%; Iberdrola, el 1,41% y los títulos de Telefónica perdieron el 1,33%.

Grífols fue la compañía cotizada que lideró el capítulo de las pérdidas en la renta variable española al dejarse en el camino el 9,89%, seguida de Gamesa, que registró un descenso del 5,58% y Sacyr Vallehermoso, cuyas acciones padecieron una caída del 4,26%. Ninguna empresa de las cotizadas del Ibex logró ganancias, como con las de mayor capitalización.

En el mercado continuo, Grifols y Gamesa también encabezaron el apartado de las pérdidas, seguidas de la eólica Fersa, que registró un descenso del 5,46%. Por el contrario, Inbesòs fue la que más subió, con un alza del 8,29%.

La rentabilidad de la deuda española subió nueve centésimas hasta el 3,095%, y el efectivo negociado en el mercado continuo se situó en más de 5.600 millones de euros, de los que algo más de 2.400 millones procedieron de inversores institucionales.