El consejo de administración de la Comisión Nacional de Energía (CNE) decidió ayer pedir más información a la eléctrica alemana E.ON. Es la segunda vez que solicita más datos, para sumarlos a los 32.000 folios que los alemanes ya han entregado. El grupo energético tiene 10 días para presentar la documentación. Con estos plazos, la decisión de la CNE sobre si aprueba o rechaza la opa de E.ON sobre Endesa se retrasa hasta el 27 de julio, frente al 15, como estaba previsto. En el consejo de la CNE se repitieron las posiciones encontradas entre los consejeros afines al PSOE y los cercanos al PP.

Pero las divisiones importantes están ahora en la filas del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En las últimas semanas, la posibilidad de dar un no rotundo a la opa de E.ON ha tomado cuerpo en el entorno del Ministerio de Industria, que dirige José Montilla. El criterio es respaldado por el equipo económico que asesora a Zapatero en la Moncloa y que pilota Miguel Sebastián. El ponente del informe sobre E.ON, Jorge Fabra, ha conocido cómo se reforzaban los argumentos para un simple y sencillo no.

Los partidarios de la negativa sin paliativos se aferran a que la autorización de compra de Endesa por E.ON pone en peligro las inversiones de todo un sector --el eléctrico-- que está regulado. Además, está el famoso término "estratégico" aplicado a este negocio, con centrales nucleares que pasarían a manos extranjeras. Añaden que las condiciones que se pondrían a E.ON con respecto a Endesa no son aplicables a las empresas que Endesa controla en América Latina. Además, decir a E.ON supone que la oferta del grupo alemán seguiría adelante, mientras que la de Gas Natural está parada.

Esto en cuanto a los argumentos formales. En los informales, fuentes próximas al Gobierno recuerdan que en el caso de la opa de Gas Natural sobre Iberdrola, el entonces vicepresidente económico del Gobierno del PP, Rodrigo Rato, resolvió el asunto con una llamada al entonces presidente de la CNE, Pedro Meroño. Le ordenó que diera un no rotundo. Rato prefería ponerse una vez rojo que ciento colorado y "sabía que en 10 días, todo habría pasado. Como así fue".

En cuanto al escándalo que se formaría en Bruselas, los defensores del no están dispuestos a aguantar la tormenta "en un proceso que durará, como mínimo, dos años de tribunales".

PRUDENCIA Frente a las posiciones de Industria, la Moncloa y una parte del consejo de la CNE, están la prudencia y los pudores del vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, que de momento ni sabe nada del tema ni quiere saber; y las del comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia.

Según medios próximos a ambos dirigentes socialistas, un no a E.ON sería difícil de justificar en la Unión Europea, viniendo además de un país como España, que ha predicado el europeísmo durante los últimos cinco lustros, ha sido el más beneficiado de la CE y defiende la libertad de mercado. Además, grandes empresas y bancos españoles se han extendido por Europa sin problemas, como es el caso del Banco Santander y de Telefónica.