Según las estadísticas, que en estos casos suelen estar muy por debajo de la realidad, durante el 2002 murieron 380 transportistas en toda España mientras estaban trabajando. El camionero Claudio M. M. sigue vivo, entre otros motivos, porque en su momento se negó a viajar en un camión que él, y ahora también los jueces, consideró que no cumplía las mínimas condiciones de seguridad. No quiso aceptar aquel riesgo, y en cambio, se arriesgó a quedarse sin empleo por su decisión. Lo despidieron. Ahora la justicia le da la razón. Es un buen precedente para el resto de trabajadores.