Twitter tal y como lo conocemos podría tener los días contados. Este pasado fin de semana uno de los principales donantes de Donald Trump y el Partido Republicano, el multimillonario Paul Singer, adquirió una parte considerable de las acciones de la plataforma social con el objetivo de ocupar el cargo su actual director general, Jack Dorsey, según avanzó Bloomberg.

Esas mismas fuentes aseguran que, a través de su fondo Elliott Management, Singer ha nominado a cuatro potenciales directores para el consejo de administración de Twitter. En la reunión anual de la compañía de San Francisco quedarán tres puestos disponibles, pero el multimillonario ha nominado a más gente para asegurarse una cuota de poder.

En un principio, Singer se opuso a la candidatura presidencial de Trump pero con el magnate ya en la Casa Blanca las cosas cambiaron y su relación mejoró. En 2018, el multimillonario que ahora pretende hacerse con Twitter donó 240.000 dólares al Partido Republicano. Antes, había apoyado a George W. Bush, a John McCain y a Mitt Romney. Singer es uno de los principales apoyos económicos del movimiento neoconservador estadounidense, partidario de una liberalización salvaje del mercado, así como del sionismo más recalcitrante.

PUGNA POR EL PODER

Uno de los motivos para esa operación serían las dudas de algunos accionistas de Twitter con el trabajo de Dorsey, cofundador de la plataforma que a su vez es también el jefe ejecutivo de Square. En noviembre anunció que durante parte del año viviría y trabajaría en África. Eso hace que sea más susceptible a las críticas en caso de que Twitter no vaya bien. Desde que Dorsey regresó al frente de la compañía en julio del 2015 las acciones del pájaro azul han caído un 6,2%, mientras que las de Facebook han crecido más del 121%.

Sin embargo, podría haber otros motivos ocultos en esa pugna por el poder. El pasado octubre la dirección de Twitter anunció que prohibiría todo tipo de propaganda electoral en la plataforma, algo que Mark Zuckerberg ha rechazado hacer. Presionada por la difusión de bulos y conspiraciones, la medida permitió restringir los mensajes políticos pagados, pero eso no evita que figuras como Trump sigan diciendo la suya.

UN BUITRE SOBREVUELA TWITTER

La compra de esa parte no especificada de acciones fue gestionada a través del fondo buitre Elliott Management, una poderosa firma de gestión de inversiones que maneja activos por valor de hasta 38.000 millones de dólares. Este gigante de Wall Street ha sido cuestionado por lucrarse de una dudosa actividad: comprar deuda pública de entidades a punto de la quiebra a un precio por debajo de mercado para después exigir, mediante presión política o judicial, que se le pague el valor inicial.

Singer es conocido por practicar este complejo mecanismo de especulación financiera con empresas a las que luego presionaba para forzar cambios en su cúpula y en su estrategia o que directamente desbalijaba. Pero también ha hecho lo mismo con países enteros como Perú, en 1996, o Argentina, en 2016.En ambos casos, Elliott Management adquirió parte de la deuda soberana de dos naciones en apuro para después negarse a una reestructuración de la misma y demandar a los gobiernos para obtener unos beneficios mucho más altos que los invertidos. Este tipo de fondos buitre también se han lucrado con la crisis económica en España.