Fue mal, pero podría haber sido peor. La bolsa española, como el resto de los mercados, parece carecer de suelo. El dinero parece volcado en recalar en puertos que considera o intuye como mucho más seguros que los parquets.

Los 6.700 puntos del Ibex funcionaron como soporte, pero la recuperación de la cota de los 7.000 parece, por el momento, una empresa harto difícil, si no cambia el sentimiento pesimista de los mercados. Al cierre, el selectivo se situó en 6.817 puntos, tras ceder el 1,72%, ayudado por algunos valores financieros.

La indefinición de los principales índices estadounidenses, que se debatían entre la operación corporativa protagonizada por Merck y la advertencia del inversor Warren Buffet sobre el riesgo de sufrir una importante escalada inflacionista, no dejaron un resquicio para la esperanza en las plazas europeas. Sobre todo en la española, cuyo índice llegó a caer el 3% a media sesión, precipitándose hasta los 6.700 puntos. Desde ahí, rebotó, hasta cerrar a 6.817 puntos.

Ninguno de los grandes valores ayudó en el rebote del final de la sesión. Telefónica cedió el 2,45%; el Santander, el 3,38%; y BBVA, el 0,43%; mientras que Repsol se dejó en el camino el 0,17% e Iberdrola, el 2,83%. Tampoco las constructoras vivieron una buena jornada y coparon los mayores descensos. Así, por ejemplo, Ferrovial perdió el 3,23%; FCC, el 6,13%; y Sacyr, el 7,98%.

Fueron los bancos medianos junto a Iberia los que evitaron una caída más profunda del selectivo. Bankinter subió el 3,42%; el Popular, el 1,2%; y el Sabadell, el 1,68%. La aerolínea despegó el 9,15%.

En el mercado continuo, fuera del Ibex, en la jornada de ayer Parquesol encabezó las caídas, con el 14,97%. Le siguieron Faes, que perdió el 12,95% y NH Hoteles, que lo hizo el 10,70%. Al otro lado de la balanza se situaron Avanzit, que saldó la jornada con una subida del 9,23%, y Colonial y Vértice, que experimentaron repuntes superiores al 8%.