La economía británica ha superado la primera prueba del ‘brexit’, aunque las consecuencias de la salida de la Unión Europea están aún lejos de conocerse. Las primeras cifras oficiales de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), tras el voto de junio, indican que el crecimiento en el Reino Unido fue del 0,5%. La progresión del Producto Interior Bruto (PIB), superó las previsiones de los expertos, que pronosticaban un avance del 0,3%. El resultado del tercer trimestre supone sin embargo una disminución con respecto al 0,7% de incremento registrado en el trimestre anterior.

“No hay pruebas de un efecto pronunciado inmediatamente después del voto”, señala la ONS. “La perspectiva de crecimiento no se ve por el momento afectada de manera general por el referéndum sobre la Unión Europea y la buena actuación en los servicios ha permitido ha permitido compensar un repliegue en otros sectores de actividad”.

Los servicios, que en el Reino Unido engloban sectores como las finanzas, la distribución, los transportes, la industria del cine y restauración, han crecido un 0,8% en el trimestre y han sido el gran sostén de la economía. En cambio, ha habido una ralentización en la producción industrial, la construcción y la agricultura.

CIMIENTOS SÓLIDOS

“Los cimientos de la economía británica son sólidos, ha declarado aliviado el ministro de Finanzas, Philip Hammond, pero esa economía, ha advertido, “deberá adaptarse a una nueva relación con la Unión Europea”.

Hammond anunciará su presupuesto de otoño el próximo mes, en el que incluirá muy posiblemente un plan de ayudas para estimular el crecimiento.

El frenazo brutal que muchos economistas vaticinaron tras el referéndum no se ha producido. Pero los analistas advierten que el efecto se dejará ver en los próximos meses cuando, comiencen las negociaciones formales del ‘brexit’ y la caída de la libra esterlina repercuta en un aumento de los precios y una bajada del consumo.