La economía española crecerá este año más de lo previsto y creará más empleo del estimado. A cambio, el ejercicio se cerrará con la peor inflación en tres años, con un empeoramiento del sector exterior y con menor productividad de la prevista. Son las dos caras de la moneda del nuevo cuadro macroeconómico del Programa de Estabilidad 2005-2008 que ayer aprobó el Consejo de Ministros.

Según explicó el vicepresidente Pedro Solbes, el producto interior bruto (PIB) crecerá este año el 3,4%, una décima más de lo que se había estimado en septiembre, y medio punto por encima de la previsión inicial del 2,9%. Este crecimiento será fruto de una demanda interna (consumo e inversión) superior a la estimada y de un sector exterior algo peor de lo previsto. También se han corregido las cifras de empleo, que crecerá el 3% (frente al 2,7% previsto en septiembre) y permitirá la creación de 520.000 empleos, 55.000 más que en el cuadro anterior. A cambio, la productividad por persona ocupada apenas crecerá el 0,4%, (menos que el 0,6% anterior).

Para el 2006, el Gobierno mantiene su previsión de crecimiento del 3,3% y eleva del 2,6% al 2,8% la creación de empleo (500.000 nuevos empleos). Todo ello a pesar de que el nuevo cuadro macroeconómico se ha construido sobre la base de un petróleo más caro (61,4 dólares por barril, frente a los 55 dólares con los que contaba el Gobierno).

REVISION AL ALZA El Gobierno también ha revisado al alza el escenario presupuestario hasta el 2008, con especial intensidad para los ejercicios 2005 y 2006.

Este año se cerrará, por primera vez, con superávit en el conjunto de las administraciones públicas y no será del 0,1% del PIB, como había previsto el Gobierno, sino de, al menos, el 1% del PIB. El Estado logrará un superávit del 0,1% del PIB; autonomías y ayuntamientos cerrarán sus cuentas en equilibrio y la Seguridad Social tendrá un excedente del 0,9%. Para el 2006, la previsión del 0,2% del PIB se ha transformado en un 0,9%.

Según el vicepresidente Solbes, este escenario de superávits consecutivos es compatible con la implantación de la ley de dependencia (cuyas primeras ayudas empezarán a pagarse en el 2007) y con la reforma prevista del IRPF (que entrará en vigor en el 2007). Además, el saneamiento de las cuentas permitirá la progresiva reducción de la deuda pública, que se situará por debajo del 40% del PIB en el 2007.

Solbes subrayó la importancia de no aumentar el gasto público, pese al logro de superávits. "Hay que ahorrar cuando las cosas van bien y gastar cuando van mal", dijo. "Ya habrá momentos en que tendremos que echar mano del déficit", como, por ejemplo, para aumentar la inversión cuando se reciban menos fondos europeos, explicó el ministro.