La economía española llegó a caer hasta un 50% durante el momento más álgido del confinamiento, entre el 30 de marzo y el 9 de abril. En esos días el Gobierno decretó el permiso retribuido para todas aquellas actividades no consideradas esenciales.

Según el informe trimestral del Banco de España publicado ayer, el descenso medio del producto interior bruto (PIB) entre el 15 de marzo, cuando comenzó el estado de alarma, y el 4 de mayo, cuando se inició el proceso de desescalada en distintas etapas, fue del 30%. El impacto negativo en España está siendo superior que en la media de la Unión Europea (UE) como consecuencia de una medidas de confinamiento y de estado de alarma más severas que en otros países y los efectos más notables en sectores con mayor peso en la economía española como el comercio, la restauración y la hostelería o el turismo.

El paro registrado creció un 23,2% en el promedio de abril y mayo. De esta forma, la tasa de desempleo, que en el primer trimestre fue del 14,4%, «podría acercarse al 20% en el segundo». A su vez recuerda que, bajo ciertas condiciones, los trabajadores en situación de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) no se consideran, en aplicación de los criterios estadísticos europeos, como desempleados.

En este análisis, la autoridad monetaria confirma sus previsiones de descenso de la economía para este año y que el peor mazazo se concentra en el segundo trimestre. La entidad sitúa entre el 9% y el 11,6% la caída del PIB en el conjunto de año, después de un periodo abril-junio en el que el desplome se sitúa entre el 16% y el 21,8%, lo que supone una media del 20%. El descenso en el conjunto del año puede llegar al 15,1% si se produce una segunda oleada de contagios. En el primer trimestre, el descenso intertrimestral ya fue del 5,2%, el mayor de toda la serie histórica, cuando los efectos del estado de alarma se notaron en los últimos 15 días del periodo de 90.