En La tormenta perfecta, película protagonizada por George Clooney en el 2000, un huracán y dos borrascas coinciden frente a las costas de Nueva Inglaterra desencadenando un monstruoso y extraño temporal que se lleva por delante a toda la tripulación del Andrea Gail, un viejo pesquero cuya radio no funcionaba.

Parece el guión de la situación económica en España, donde las turbulencias financieras internacionales, la intensa desaceleración en EEUU, la subida del petróleo y los alimentos, el alza de tipos de interés y la depreciación del dólar se han unido a la crisis inmobiliaria interna para precipitar una metafórica tormenta perfecta que, según algunos expertos, puede conducir al borde de la recesión. Con otras palabras --"estamos ante una acumulación de shocks que aún no han terminado"-- el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet hacía ayer el mismo diagnóstico.

La economía española pegó un brusco frenazo en el primer trimestre. El PIB apenas creció el 0,3% respecto al periodo anterior (el 2,7% anual), la inflación se situó en el 4,2% en abril y los indicadores dicen que el segundo trimestre será peor.

Los malos datos de abril sobre empleo, el retroceso en la confianza de familias y empresas y los negativos datos sobre construcción, facturación de empresas, comercio minorista, producción industrial y sector servicios hacen pensar que el crecimiento será muy inferior. La evolución de turismo y sector exterior parecen los únicos contrapesos.

El jefe de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), Angel Laborda, pronostica que, en tasa trimestral, el crecimiento podría ser cero o, incluso, negativo en el segundo trimestre. Eso quiere decir que la tasa anual podría caer desde el 2,7% al 1,7% en este periodo.

Muchos factores se han confabulado para que la desaceleración sea más rápida e intensa de lo que todos pensaban, y la caída de la confianza de las familias no ha sido el menor de ellos. "Las expectativas de las familias han empeorado por el petróleo, los alimentos y los tipos de interés", resume Aurelio Martínez, presidente del ICO, que elabora el indicador mensual de confianza del consumidor. "Las familias han entendido que es tiempo de ahorrar, y han reducido su consumo de bienes duraderos, pero también de gasolina y otros productos del comercio minorista", añade. De ahí la gran contracción del consumo, cuyo crecimiento anual se limita al 1,8%.

En el primer trimestre, España ha dejado de figurar entre las economías europeas con mayor crecimiento. El avance del 0,3% ha quedado muy lejos del 0,7% de media de la UE.

La solvencia de bancos y cajas es uno de los soportes de la economía española. Pero la restricción internacional del crédito supone un riesgo para que puedan seguir prestando dinero.