El presidente de EEUU logró que el Capitolio aprobara una histórica reforma financiera que, aunque algo descafeinada, después de meses de tiras y aflojas entre demócratas y republicanos, representa el mayor cambio de las reglas del juego en Wall Street desde los años 30.

El objetivo último era atajar las causas que desencadenaron la crisis financiera desatada en el 2007, que arrastró a la economía estadounidense --y, por efecto dominó, a las del resto del planeta-- a una de las mayores recesiones que se recuerdan desde la Gran Depresión. La Administración de Obama lo dejó muy claro cuando, hace un año, planteó por primera vez la necesidad de meter mano a Wall Street: hay que acabar con la impunidad de los grandes bancos y frenar los excesos del sector.

60 VOTOS Al final, el texto se aprobó por 60 votos a favor, incluidos tres republicanos, y 39 en contra. Así, se dio el visto bueno definitivo a la nueva legislación que ofrece más protección al consumidor, da a los reguladores nuevos poderes para desmantelar firmas en problemas y establece límites a las transacciones financieras de alto riesgo.

Uno de los aspectos más polémicos durante las negociaciones fue encontrar la fórmula para financiar la reforma, cuyo coste se estima en unos 16.000 millones de dólares. Pese a que se incluyó en la propuesta inicial una nueva tasa a los grandes bancos, al final hubo que retirarla del texto definitivo. También se tuvo que forzar el cierre anticipado del fondo creado por la anterior Administración para la adquisición de activos tóxicos, y aumentar las contribuciones de los bancos al Fondo de Garantía de Depósitos.

La Cámara de Representantes aprobó el mes pasado el texto definitivo y Obama espera estampar su firma la próxima semana.

Desde las páginas del Wall Street Journal aseguraban ayer que las nuevas reglas aprobadas en el Capitolio supondrán un cambio revolucionario en la forma de hacer negocios en Wall Street, lo que obligará a algunos de sus máximos exponentes, como JP Morgan Chase, Bank of America o Goldman Sachs, a adaptarse a los nuevos tiempos, con importantes modificaciones en su modelo empresarial.

La Fed, uno de los organismos que salen más fortalecidos, destacó ayer que la nueva legislación supone un "importante paso adelante" que ayudará a prevenir que se repitan en el futuro crisis como la del 2007, cuyos efectos aún se resienten en la economía estadounidense.

Tras la reforma sanitaria, es la segunda mayor victoria política de Obama desde que llegó al poder hace año y medio.