La Reserva Federal de EEUU buscará mañana un equilibrio en su política monetaria que mantenga bajo el ritmo de inflación sin desalentar el tímido crecimiento económico, cuando faltan menos de dos meses para las presidenciales.

La actual política monetaria, que ha elevado del 1 al 1,5% la tasa de interés interbancario desde mayo, consiste en ajustes mesurados y la mayoría de los analistas esperan un incremento hasta el 1,72%.

Para el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y sus colegas en el Comité de Mercado Abierto, que anunciarán su decisión mañana, la temporada no es fácil: los indicadores económicos son ambiguos y las expectativas políticas muy grandes.

El presidente Bush, quien espera que los ciudadanos le den en noviembre la mayoría de votos que no obtuvo hace cuatro años, apoya su discurso económico en el mantenimiento de un bajo ritmo de inflación y en los supuestos beneficios de los enormes recortes de impuestos que ha promulgado en los últimos tres años.

CRECIMIENTO El ritmo de crecimiento económico bajó de un 4,5% en el primer trimestre de este año a un 2,8 en el segundo, y el índice de desempleo se mantiene alrededor del 5,5%, no tanto por la creación de empleos como porque muchas personas abandonan la búsqueda de trabajo y desaparecen de la estadística.

Desde que, a comienzos de 2001, la economía de EEUU entró en una recesión que duró tres trimestres, la Reserva Federal aflojó en más de una docena de ocasiones su política monetaria y llevó las tasas de interés a su nivel más bajo desde 1958.

Esto mantuvo con aliento el gasto de los consumidores, que equivale a casi el 70% del PIB. Los bajos intereses también sustentaron la pujanza del sector de la construcción y de las ventas inmobiliarias.

La mayoría de los analistas creen que, pasadas las elecciones de noviembre, la Reserva Federal ajustará otra vez su política monetaria elevando el interés interbancario al 1,85%.