El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de China, Hu Jintao, los dos principales contendientes en la llamada guerra de divisas --aunque no los únicos-- acercaron ayer posiciones. Ello permitirá a la cumbre del G-20 (las economías más ricas y emergentes del mundo) culminar hoy sus trabajos con un comunicado que, de forma genérica, expresará el compromiso de los países miembro de evitar las devaluaciones competitivas de sus monedas.

Además, según adelantó ayer la vicepresidenta económica española, Elena Salgado, los países se comprometerán a favorecer la flexibilidad de las cotizaciones de sus monedas de acuerdo al mercado (y no por decisiones de dirigismo político), algo que alude a la política monetaria de China.

Obama y Hu Jintao mantuvieron ayer una reunión bilateral previa al inicio de la cumbre que reúne en Seúl a los líderes del G-20. "Hemos hecho progresos", afirmó Obama, en relación a la apertura de la economía china y la reforma del régimen monetario del país asiático. "Vamos a mejorar el mecanismo de control sobre la tasa de cambio, a dejar que el mercado juegue un papel mayor y a aumentar la flexibilidad de la cotización del yuan con el fin de mantenerlo en una vía equilibrada", dijo Hong Lei, portavoz del Ministerio chino de Exteriores.

Desde que el Gobierno chino anunció el pasado 19 de junio que flexibilizaría el tipo de cambio del yuan, esta moneda se ha apreciado un 3,1% con respecto al billete verde.

Obama también mantuvo otra reunión bilateral previa con la cancillera alemana Angela Merkel, cuyo Gobierno ha criticado con dureza las últimas decisiones de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos.