La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca apaciguó la relación con España y ahora toca mejorarla. El embajador en Madrid, Alan D. Solomont, se encargó ayer de poner el dedo en algunas llagas, como es el caso de los contratos en los que el Gobierno español tiene algo que decir.

En un almuerzo con empresarios en la capital, el diplomático inició su discurso con elogios a los intercambios comerciales entre los dos países y habló de la sorpresa que se llevó cuando llegó a España y comprobó que muchas de las multinacionales con las que estaba familiarizado eran españolas. Solomont continuó con algunos datos interesantes: la mitad de los 1.500 millones de dólares que el plan de estímulo de Obama dedicó a las energías renovables ha ido a parar a empresas españolas.

Después de jalear a los empresarios españoles, llegó la puntilla. "Algunas empresas españolas están actuando como verdaderos oligopolios y han logrado limitar el acceso a las empresas extranjeras en sus dominios tradicionales", denunció Solomont. El diplomático --con un currículo empresarial extenso-- continuó la queja y aseguró que le preocupa que no haya "un trato imparcial" a las compañías estadounidenses y que esas denuncias norteamericanas lleguen al Congreso de Estados Unidos, el que decide adónde van los millones de los planes de estímulo. "Podría haber repercusiones en el mercado", amenazó.

Fuentes diplomáticas estadounidenses puntualizaron que los sectores afectados por el supuesto favoritismo del Gobierno español son la construcción y el medio ambiente (energías renovables y tratamiento de agua).