El golpe ayer fue mazazo y, además, inesperado. EEUU supo que, por primera vez en cuatro años, en agosto se destruyeron puestos de trabajo, un dato que alimenta los fantasmas de recesión económica, e incrementa la presión a la Reserva Federal para bajar los tipos el día 18 más allá del cuarto de punto anticipado. La noticia sumió a las bolsas de todo el mundo, ayer, en notables movimientos descendentes.

Los datos del Departamento de Trabajo muestran una cifra de desempleo estabilizada en el 4,6%. Sin embargo, contra perspectivas que anticipaban la creación de 100.000 puestos de trabajo en agosto, se supo que se han destruido 4.000. Construcción e industria son dos de los sectores más afectados.

"El riesgo de recesión se ha incrementado y consolida los argumentos para que en su reunión la Fed recorte los tipos", decía a la agencia Bloomberg Zach Pandl, analista de Lehman Brothers Holdings. Los economistas de Goldman Sachs, por su parte, cambiaron su previsión de recorte a 50 puntos básicos en lugar de los 25 mantenidos hasta ayer.

El secretario del Tesoro, Henry Paulson, que ayer mantuvo su desayuno semanal con el presidente de la Fed, Ben Bernanke, reconocía que las cifras de empleo no son las que quería ver, pero intentó mandar un mensaje tranquilizador sobre la fortaleza de la economía.

EL MIEDO PUEDE MAS Otros son menos optimistas. Alan Greenspan, predecesor de Bernanke, ha alertado sobre la actual situación, "idéntica" a la de 1987 y 1988, cuando el colapso del hedge fund Long Term Capital Management forzó la intervención de la Fed. Según Greenspan, las expansiones las dirige la euforia y las contracciones, el miedo. "El miedo es mucho más potente que la euforia, y es lo que domina hoy", dijo.