Alemania y Francia han decidido tomar las riendas para enderezar la actual crisis financiera de la deuda pública europea antes de que las dificultades de Grecia para sanear su economía y los ataques especulativos de los mercados pongan en peligro la solidez del euro. La cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, mantendrán hoy una teleconferencia con el primer ministro griego, George Papandreu, para intentar reconducir la crítica situación de las finanzas helenas hacia una solución duradera. El anuncio de una iniciativa franco-alemana permitió devolver un poco la calma a los mercados bursátiles.

La convocatoria de esta teleconferencia se produce poco después de que el presidente norteamericano, Barack Obama, expresara su preocupación por la persistente crisis de la deuda de la zona euro debido a su «enorme impacto» en la economía norteamericana y mundial. La teleconferencia servirá de preparación al máximo nivel de la reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro y posteriormente del conjunto de la Unión Europea (UE), que se celebrará el viernes y el sábado en Wroclaw (Polonia) y en la que participará excepcionalmente el secretario norteamericano del Tesoro, Tim Geithner.

Merkel se esforzó ayer en matizar el efecto causado por el artículo de la víspera de su ministro de Economía, Philipp Rösler, que abría la puerta a una suspensión de pagos dentro de la zona euro y aseguró que se hará todo lo posible para evitar una quiebra abrupta de Grecia.

Suspensión de pagos controlada

«La prioridad absoluta es evitar una suspensión de pagos incontrolada, porque eso no afectaría solo a Grecia, sino que el riesgo de que nos afecte a todos o al menos a muchos de otros países es muy elevado», afirmó Merkel. Sin embargo, el matiz utilizado por la cancillera al referirse a una suspensión de pagos «incontrolada», parece confirmar que Alemania se está preparando para organizar una suspensión de pagos «controlada» de Grecia, si la situación financiera del país resulta al final insostenible, como habían apuntado Rösler y el ministro de Finanzas alemán, Wolgang Schäuble.

Las dudas sobre la capacidad real de Grecia de hacer frente a su enorme deuda pública y sobre la voluntad de Atenas de aplicar los ajustes y reformas necesarios para yugular el descontrolado déficit público están provocando fuertes turbulencias en los mercados y nuevos ataques de los especuladores contra la deuda pública de otros países con elevado déficit o deuda, como España e Italia.

Deuda astronómica

La deuda pública griega ascenderá a final de año al 157% del producto interior bruto (PIB) nacional. Muchos economistas consideran que su actual nivel es ya demasiado elevado para que el Gobierno sea capaz de devolverla, incluso con el acuerdo de alargamiento de los plazos pactado por la UE con el sector privado en la cumbre europea del 21 de julio, máxime cuando la economía está hundida en una profunda recesión, con una contracción del PIB del 7,3%.

Una suspensión de pagos controlada de Grecia implicaría unas nuevas negociaciones con la banca y los inversores privados para que aceptaran una pérdida muy superior al 21% previsto inicialmente en los citados acuerdos del 21 de julio.

El déficit público griego, a pesar de las draconianas medidas de ajuste ya adoptadas, sigue lejos de estar controlado y ha ascendido en los ocho primeros meses del año a 18.101 millones de euros, 3.288 millones más que en el mismo periodo del 2010, lo que incrementa las dudas de los mercados.

Misión en Atenas

Un equipo de técnicos de la Comisión Europea ha comenzado a analizar en Atenas si el nuevo impuesto sobre la vivienda y las otras medidas anunciadas por el Gobierno son «realistas», «creíbles» y «suficientes» para corregir la desviación del déficit público de este año y del 2012, indicaron fuentes comunitarias. Los técnicos también deben supervisar si el Gobierno griego está aplicando las reformas económicas y el plan de privatizaciones a los que se había comprometido, precisaron las citadas fuentes.

Esos informes servirán de base para verificar si se dan las condiciones para que la troika formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) puedan reanudar su misión en Atenas y autorizar finalmente el nuevo tramo de préstamos de 8.000 millones, que Grecia necesita para seguir a flote en los próximos meses. Otra misión técnica de la Comisión Europea se ha desplazado también a Atenas para ayudarla en la modernización de su administración fiscal e intentar utilizar los fondos europeos pendientes que le corresponden para reactivar el crecimiento económico.