En un Consejo de Ministros emitido en directo por televisión, el primer ministro griego, Giorgos Papandreu, transmitió la cruda realidad económica por la que atraviesa el país en un intento de justificar el plan draconiano para ahorrar 30.000 millones en tres años. "Los sacrificios de hoy son duros pero necesarios" --afirmó el dirigente--. Si no los hacemos Grecia irá a la bancarrota. Los sacrificios nos darán el tiempo necesario para aplicar los grandes cambios que necesitamos".

El plan de saneamiento de la economía griega tiene como principales perjudicados a los funcionarios y a los pensionistas, que sufrirán recortes en sus ingresos. El Ejecutivo de Atenas ha acordado con los países de la zona euro, el BCE y el FMI someter a la administración pública a una cura de austeridad y subir impuestos. A cambio de esta terapia de "dolorosos sacrificios", supervisada por el FMI, el primer ministro dijo que la ayuda financiera internacional, de 110.000 millones, será de una envergadura "sin precedentes a nivel mundial".

AYUDA SUFICIENTE Papandreu aseguró que el dinero de la ayuda internacional será suficiente para cubrir los gastos del trienio 2010-2012, ya que en la situación actual "el país no está en condiciones de refinanciar sus necesidades de 60.000 millones anuales en los mercados internacionales".

El ministro griego de Finanzas, Giorgos Papaconstantinu, fue el encargado de detallar ante la prensa los sacrificios. "Todos conocemos la situación y estábamos llamados a elegir entre el colapso o la salvación", explicó. Las medidas todavía deben recibir el visto bueno del Parlamento esta semana, probablemente el miércoles, algo que se considera un trámite porque el gubernamental Partido Socialista Panhelénico (Pasok) cuenta con mayoría absoluta en la cámara.

Los partidos de izquierda consideran que los recortes no serán solamente para tres años, y el Partido Comunista griego (KKE) ha llamado a los ciudadanos a rebelarse contra esas "medidas bárbaras".