Este va a ser un año de crisis incluso para la electrónica de consumo, que intenta atraer con innovación a los consumidores a unas tiendas a las que se resisten a entrar. A lo largo del 2008, el sector alcanzó la cifra de 172.000 millones de euros de facturación, el 5,4% más que el año anterior, según proclamó Gary Shapiro, el presidente de la Asociación de Electrónica de Consumo (CEA, en inglés), que organiza el Consumer Electronic Show (CES), que finaliza hoy en Las Vegas. Sin embargo, para el 2009 prevé un crecimiento casi cero en sus pronósticos más optimistas, y confía en que remonte para el 2010. La única cosa buena entre tanta crisis, sostiene Shapiro, es que el consumidor "se va quedar en casa y va a ver más la tele". Hasta un 39% más, decía Peter Reiner, vicepresidente de LG.

Por eso, y porque los televisores suponen el 15% del total de la facturación del sector, los fabricantes se han esforzado en añadir más cosas nuevas a unas pantallas cada vez más delgadas y con más píxeles, y que cada vez consumen menos y son más "verdes ". "El mercado global de televisiones ya no es lo que era, pero es el único que aún aguanta", aseguró muy gráficamente Daisuke Koshima, el presidente de Sharp, que prevé un descenso global de ventas del 16% este año.

La apuesta más realista pasa por añadir internet a la tele para convertirla en una plataforma desde la que descargar películas y ofrecer información personalizada. Es decir, que entre en el terreno del ordenador con redes que vinculen a ambos aparatos y a otros como consolas, lectores blu-ray y y cámaras.