La prensa, asociaciones de usuarios y los sindicatos vigilan a los bancos franceses para saber si cumplen con las condiciones a cambio de las ayudas que han recibido del Estado. Y, esta semana, cuando se ha sabido que algunas entidades preparaban primas millonarias para sus agentes, el Gobierno de Nicolas Sarkozy se ha visto obligado a reaccionar y llamar al orden.

El diario Libération reveló el martes que BNP Paribas, que ha recibido 5.100 millones de euros de estas ayudas, tiene este año una partida de 1.000 millones destinada a bonificar a sus operarios en bolsa. Es decir, 41.300 euros por persona, lo que equivale a 30 meses de salario mínimo.

El gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, tuvo que convocar ayer a los directores de las principales entidades para intentar calmar los ánimos. "No se ha producido ninguna entrega; simplemente hay una provisión de lo que se podría pagar a partir del año que viene sobre varios años. No hay que ir demasiado rápido", aseguró Noyer. Por su lado, el director general del BNP, Baudouin Prot, no negó la partida, aunque se mostró "dispuesto a abrir las cuentas para que el banco central ejerza su control".

La ministra de Economía, Christine Lagarde, ha solicitado a Noyer un exhaustivo informe sobre estos movimientos, y ha pedido "tolerancia cero para los excesos". En una entrevista al diario Le Monde, Lagarde reclama que las bonificaciones no estén garantizadas y se calculen en función de los resultados. Economistas de izquierdas han exigido a los bancos que usen estas partidas para devolver al Estado el dinero prestado.