Promover la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo empresarial no es solo una cuestión moral, sino también de eficiencia económica. En este sentido, un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aporta nuevos argumentos a este respecto, sustentados en datos recogidos en 12.940 entrevistas en 70 países de todo el mundo. Según cálculos de la entidad, las empresas con una política de igualdad de oportunidades en el empleo tienen el 26% más de probabilidades de tener mejores resultados comerciales que aquellas que no la practican.

Para la OIT, generar una cultura inclusiva de género es un elemento clave para el desarrollo eficiente de las economías modernas; entendido ese entorno inclusivo como aquel en el que al menos el 30% de los directivos en las empresas son mujeres. Ello tiene también un efecto directo sobre los resultados, pues las probabilidades de que una compañía mejore su rendimiento comercial si practica esa cultura inclusiva son del 8,9%. Y las empresas que hacen un seguimiento de las repercusiones de esa diversidad de género en los puestos directivos así lo constatan, pues el 74% de estas comunican que han visto incrementar sus beneficios entre un 5 % y un 20 %.

No obstante, ese umbral del 30% es una asignatura pendiente en pleno siglo XXI para muchas de las economías del mundo. Según el informe de la OIT, menos de la mitad de las empresas encuestadas comunicaron que las mujeres ocupaban menos del 30% de los puestos del personal directivo de nivel básico. España se sitúa justo en esa frontera del 30%, pese a que el siglo XXI está siendo un martillo para muchas mujeres, que consiguen romper el techo de cristal y acceder a los órganos de dirección. Según destaca la OIT en su estudio, la participación femenina se ha doblado en España entre el 2000 y el 2017 (últimos datos disponbiles), pasando del 15% a la media mundial del 30%. A un nivel similar al de Grecia o Portugal, por encima de Alemania, que no llega a ese 30%, y ligeramente por debajo de Reino Unido.

Más teórica que práctica

La OIT deja claros los beneficios de incorporar el feminismo en las empresas y estas manifiestan como evidente la necesidad de igualdad entre hombres y mujeres. No obstante, los datos evidencian que la teoría tiene, hoy por hoy, más recorrido que la práctica en esta materia. Mientras el 83,4% de las compañías encuestadas afirma estar de acuerdo en que las mujeres dirigen con tanta eficacia como los hombres, solo uno de cada cuatro consejos de administración en el mundo están presididos por mujeres. Independientemente del liderazgo, la composición de estos órganos tiende a ser eminentemente masculina. Este es el caso del 50,7% de los consejos de administración, donde predominan los hombres sobre las mujeres. Solo en el 14,3% hay paridad, un número similar al de consejos de administración donde únicamente hay hombres, el 13,1%.

El informe de la OIT también constata como tendencia mundial que a medida que crece el tamaño de la empresa, desciende la proporción de mujeres que ocupan el cargo de director general; pasando del 26 % en las pequeñas empresas al 20 % en las empresas medianas, y tan sólo al 16 % en las grandes empresas.

Del techo de cristal a la pared

No solo el denominado "techo de cristal" es uno de los obstáculos que atrapa a las mujeres en puestos subordinados. El informe de la OIT también constata que estas sufren una "pared de cristal", entendida esta como la segregación en determinadas áreas de las mujeres respecto a los hombres. Las mujeres tienden más a los recursos humanos o la administración y los hombres a las áreas estratégicas. Mientras el 51,8% de las directivas están en el área de recursos humanos, el porcentaje más alto, solo el 16,6% están en contabilidad, el más bajo.