Los enfermos no son iguales ante el sistema público de salud en España. El lugar donde viven los pacientes determina la atención que recibirán en forma de gasto medio per cápita. Las diferencias entre comunidades pueden ser notorias ya que llegan a un 50% entre las autonomías más pobres y las más ricas en gasto sanitario por habitante.

El sistema de salud invierte en cada andaluz una media 1.090 euros, lo que sitúa a Andalucía en última posición. En el primer lugar se encuentra el País Vasco, que gasta un 50% más (1.631 euros) en cada habitante, según los últimos datos del 2015 del Ministerio de Sanidad aportados por la patronal farmacéutica Farmaindustria. Por detrás del País Vasco se encuentran Asturias, Navarra, Extremadura y Murcia.

¿Cuál es la explicación de esa diferencia entre comunidades, que llega a 541 euros de gasto sanitario por habitante? “No existe una razón epidemiológica o relacionada con la salud de los habitantes de cada autonomía para explicar diferencias tan grandes”, aseguró José Ramón Luis-Yagüe, director de relaciones con las comunidades de Farmaindustria, en un encuentro con periodistas en Sigüenza (Guadalajara). De hecho, se producen grandes contrastes entre territorios limítrofes como Cataluña y Aragón o Valencia y Murcia.

Una explicación de las diferencias que muestran los datos son los problemas del sistema de financiación autonómica, como la infrafinanciación en algunos casos. País Vasco y Navarra, que gozan de concierto económico, destacan como la primera y la tercera comunidades en gasto sanitario per cápita. En términos absolutos y agregados, la autonomía con un presupuesto sanitario más abultado es Andalucía, con 9.237 millones de euros, seguida de Cataluña con 8.876 millones en el 2017.

Prevención de muertes prematuras

Ante la necesidad de seguir conteniendo la factura sanitaria para reducir el déficit púbico, los laboratorios farmacéuticos plantean la puesta en marcha de mejoras en el sistema de gestión basadas en la gestión de la información disponible y potencial que permitirían un ahorro del gasto de un 20% y la prevención de unas 25.000 muertes prematuras gracias a la eliminación de ineficiencias como por ejemplo la realización de intervenciones innecesarias o pruebas diagnósticas duplicadas. Para conseguir ese objetivo sería necesario utilizar el potencial del ‘big data’.

“Aquí es clave medir el valor de lo que aporta cada intervención sanitaria y por tanto también las que tienen que ver con el medicamento, midiendo los resultados en salud que aportan en relación a los recursos que consumen”, según la argumentación de Farmaindustria, que reconoce la dificultad de la propuesta al tener que vencer “reticencias”. La patronal considera el cambio como necesario para favorecer las inversiones de los laboratorios en nuevos medicamentos.