La caída de los tipos de interés y la rebaja del impuesto sobre la renta ha llevado a un aumento de las rentas que las familias deberían de haber destinado a reducir sus deudas.

Nada más lejos de la realidad. A más dinero, más deudas, sin pensar en la debacle que podría suponer un aumento futuro de tipos o del paro. Este crecimiento "histórico" es, cuando menos, insano. Está claro que el vicepresidente Rodrigo Rato y el gobernador Jaime Caruana predican en el desierto cuando piden un esfuerzo para reducir la deuda.