El pastel del coche eléctrico puede estar creciendo desmesuradamente por un exceso de levadura. Algunos fabricantes ya han advertido a los gobiernos de que la apuesta por el vehículo del futuro no puede perder de vista la crisis actual del sector. Un estudio del Observatorio de Prospectiva Industrial de la Generalitat de Cataluña calcula que España puede aspirar a producir unos 200.000 coches enchufables o híbridos al año en el 2020, lo que representa un 10% del volumen total de turismos ensamblados en el país.

La hipótesis conservadora, condicionada por un precio más alto de las baterías, reduce la producción de coches sin emisiones en España a 120.000, equivalente a un 6% de la industria. Los proyectos a más corto plazo incluyen el de una furgoneta eléctrica y motores en la planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona, coches híbridos de Seat en Martorell (Barcelona), un biplaza de Renault en Valladolid y el monovolumen sin emisiones C-Max de Ford en Almussafes, en la Comunidad Valenciana.

Nissan está retrasando el anuncio de la adjudicación a Barcelona de la producción de 10.000 unidades al año de la furgoneta NV200, un modelo que ya se fabrica con motor de combustión en la planta catalana. El subdirector de operaciones industriales de la compañía en España, Frank Torres, mostró su confianza en que el modelo se asigne a Barcelona, aunque advirtió de que "tendrá una importancia más estratégica que de volumen de producción", después de la pérdida del proyecto de una camioneta con motor convencional con una fabricación prevista de 60.000 unidades.

El desbordante suflé generado por las expectativas del vehículo eléctrico se aprecia con claridad en que las nuevas fábricas creadas o en proyecto podrán producir 2,7 millones de baterías al año en poco tiempo. "Podemos asistir a una sobrecapacidad de fabricación de baterías con las consecuencias que tendría para estas empresas, más teniendo en cuenta que la inversión media por centro de producción es de 300 millones", afirman Damià Martín y Tomás Megía en el estudio de la Generalitat. En la carrera por situarse en el nuevo mapa de la industria del automóvil, los gobiernos también compiten. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha anunciado una inyección de 255 millones para el coche eléctrico en el 2011.