La economía española no se salva de la tendencia de desaceleración que afecta a todo el mundo pero el proceso está siendo más suave de lo que se esperaba y, en lugar de revisiones a la baja del crecimiento --como sucede en otros países-- lo que se está viendo es correcciones al alza. El consenso de los analistas sitúa ahora en el 2,3% la previsión de crecimiento español para este año (desde el 2,6% del 2018), pero baja al 1,9% la del 2020.

Los vientos de cola (mínimos tipos de intéres y bajo precio del petróleo) siguen jugando a favor y ello está permitiendo a la economía española seguir tirando sin sufrimientos adicionales ni urgencias aparentes, pese a la tardanza en la formación de un nuevo Gobierno y la ausencia de unos nuevos Presupuestos.

Pero algunos indicadores adelantados ya son preocupantes.

La cartera de pedidos de la industria está cayendo y, sobre todo, se pierden encargos de la zona euro (-6,9% en junio). El temor a los efectos sobre la industria de la guerra comercial de EEUU con sus socios también resta pedidos a los fabricantes españoles. El reconocido índice de gestores de compras (PMI, por su sigla en inglés) arroja la mayor caída de los nuevos pedidos en la industria española en seis años.

Hasta ahora, los efectos de la guerra comercial sobre la economía europea, en general, y la española, en particular, están resultando muy acotados.

Pero todo puede empeorar si la negociación comercial entre la UE y EEUU no avanza en los próximos meses y se materializa en noviembre la amenaza del presidente Donald Trump de imponer un arancel del 25% a los automóviles europeos.

Esto sería la puntilla para la tocada industria alemana y para el resto de los socios europeos, que sufrirían su onda expansiva. Además, también está sobre la mesa la amenza de nuevos aranceles de EEUU sobre alimentos de la UE.

La ausencia de un nuevo Gobierno deja al panorama español huérfano de anuncios como los que ya están lanzando otros países para estimular la actividad y capear la desaceleración y un agravamiento de la guerra comercial.

El 98% de los economistas de EEUU prevé que su país entrará en recesión en el 2020 o el 2021 y su Gobierno prepara medidas.

En la zona euro, el banco central de Alemania ha advertido de que la economía germana puede entrar en recesión técnica en el tercer trimestre. Frente a esto, el Gobierno de Ángela Merkel ultima un plan de estímulo de 50.000 millones para impulsar la demanda interna y el crecimiento.

También China ultima planes de estímulo para detener la desaceleración de su economía.

Lo cierto es que en Europa, pocos países además de Alemania se pueden permitir el lanzamiento de un plan de gasto público para impulsar la economía. Los estímulos se esperan del BCE que, a pesar de sus bajos tipos de interés, podría anunciar medidas.