España es el país de la Unión Europea (UE) en el que los tributos indirectos, es decir los que incluyen desde el IVA hasta los impuestos que gravan el tabaco, el alcohol o los carburantes, menor proporción absorben del producto interior bruto (PIB). Según Eurostat, estos gravámenes significaron solo 9,9 de cada 100 euros de riqueza generada en el país en el 2008 (últimos datos comparados disponibles). La media comunitaria está 3,1 puntos por encima, el 13%; y la de la zona euro, tres puntos, el 12,9%.

En el caso del IVA, cuyo tipo general subirá a partir del 1 de julio dos puntos, hasta el 18%; y el reducido un punto, hasta el 8%, España se sitúa en el penúltimo lugar. Según el organismo estadístico comunitario, este gravamen sobre el consumo supuso en el 2007 --los últimos datos comparados disponibles-- el 6,1% del conjunto de la economía. Solo Luxemburgo, un país considerado hasta hace poco como un paraíso fiscal, se situó por detrás, con el 5,8%. La media comunitaria fue del 7,1% y la de la zona euro, del 6,9%, según la misma fuente.

CARGA IMPOSITIVA "Es cierto que España no tiene una carga impositiva muy alta comparada con la de sus socios, lo que habría que ver es si la contraprestación que reciben los ciudadanos, vía gasto social, es equiparable a la de otros países con más presión fiscal", explica Joaquim Osés, de la consultora PricewaterhouseCoopers.

En todo caso, los expertos coinciden en que los gravámenes indirectos, que recaen sobre el consumo, no sobre la renta de las personas, son los que cuentan con mayor recorrido al alza en España. Lo que cuestionan es el momento de subirlos por sus efectos sobre el consumo.

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, empleó durante su intervención en el foro Tribuna Barcelona los argumentos del escaso peso del IVA en la recaudación para justificar su próxima subida. Los datos avalan sus afirmaciones. Los expertos admiten que "la tendencia general apunta hacia el aumento de peso de la imposición indirecta", según Osés. Pero se trata de tributos regresivos, es decir, pagan proporcionalmente más aquellos que menos tienen. Es por ello que Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía de la UPF y consejero del Banco de España, defiende la diferenciación de tipos del IVA.

TIPOS REDUCIDOS La solución consistiría en aplicar el tipo reducido y superreducido (4%) en aquellos productos que más pesan en la cesta de la compra de los contribuyentes con menores recursos. López Casasnovas recuerda que, técnicamente, la mejor forma de redistribuir la riqueza es a través del IRPF. Pero, consciente de la dificultad de hacerlo de esa manera, defiende la diferenciación de tipos del IVA. También Osés apuesta por "medidas paliativas" con la aplicación de tipos reducidos en productos de primera necesidad.

Fuentes del Ministerio de Economía y Hacienda reconocen que existe esa posibilidad, pero a la vez recuerdan que los gravámenes más bajos están establecidos por Bruselas, a quien, en todo caso, "hay que solicitar permiso" para tomar cualquier medida de este tipo.