La presión fiscal en España, la suma de impuestos y contribuciones sociales netas en relación al Producto Interior Bruto, se situó en 2018 en el 35,4%, siete décimas más que en 2017 pero todavía seis puntos por debajo de la media de la Eurozona que alcanzó el 41,7%, según los datos publicados este miércoles por la oficina europea de estadística (Eurostat). Estas cifras colocan a España como el octavo país de la zona euro con menor presión fiscal y el undécimo de toda la Unión Europea.

La comparativa confirma una realidad que año tras año se mantiene invariable: que España se mantiene en el grupo de Estados miembros con una menor carga impositiva. Solo supera a Irlanda (23%), Rumanía (27,1%), Bulgaria (29,9%), Lituania (30,5%), Letonia (31,4%), Malta (32,7%) Estonia (33%), Chipre (33,8%), Eslovaquia (34,3%) y el Reino Unido (35,1%).

Frente a este bloque de países, la lista de países con mayor presión fiscal la de Bélgica (47,2%), Dinamarca (45,9%), Suecia (44,4%), Austria (42,8%), Finlandia (42,4%), Italia (42%) y Grecia (41,5%). Según la evolución registrada en 2018, la presión aumentó en 16 países, con especial relevancia en Luxemburgo, Rumanía y Polonia, y se redujo en 7, de forma especialmente acusada en Dinamarca, Hungría y Finlandia.

En el caso de los países de la Eurozona, el mayor peso de la presión fiscal correspondió a las cotizaciones sociales netas (15,2%), por delante de los impuestos a la producción y las importaciones (13,3%), de los cuales el 6,9% corresponde al IVA, y de los impuestos sobre la renta y el patrimonio (13%).

La fotografía de la estructura se repite en el caso de España aunque con una presión inferior en todos los apartados: 12,4% para las contribuciones sociales, 11,9% para los impuestos a la producción y las importaciones (el 6,6% a cuenta del IVA) y el 10,6% por la renta y el patrimonio. En el caso del IVA España fue el año pasado el quinto país de la UE con menor porcentaje de recaudación. Solo Irlanda (4,4%), Italia (6,2%), Luxemburgo (6,2%) y Rumanía (6,4%) recaudaron menos.