El mensaje es tranquilizador. "Las empresas no están inquietas ni amenazadas: el temor a una nacionalización no es tal. Evo Morales tiene un buen concepto de la inversión española y quiere tener socios que aporten tecnología, capital y contribuyan al desarrollo". José Luis Muñoz Alconer es el presidente de la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria en Bolivia y le ha tocado conversar con Morales y su entorno. "Hubo un voto claro a favor de un cambio y por una mayor participación de gente excluida. Creo que es positivo", dijo a este diario. Lo que las empresas piden son "reglas claras de juego que permitan apostar a largo plazo", añade Muñoz Alconer.

Desde 1995, nueve firmas españolas --Transportadora de Electricidad, BBVA Previsión AFP, Repsol YPF, Prisa, Santillana, Santander Central Hispano (que vendió sus acciones del Banco de Santa Cruz la semana pasada), Fanexa, Grupo Iberdrola, Aena y Abertis-- han realizado inversiones por más de 1.900 millones de euros (316.000 millones de pesetas). Casi la mitad se concentró en los títulos de petróleo y de gas. Se crearon 2.239 empleos directos y 13.200 indirectos.

El intercambio comercial bilateral es muy bajo. Entre enero y septiembre de este año, España compró a Bolivia productos primarios por valor de 12,3 millones de euros y los vendió por unos 15,6 millones.

Deseo de estabilidad

Muñoz Alconer cree que habrá mayores posibilidades de intercambio si se consigue la estabilidad política. Desde su oficina, ubicada en el cuarto piso del edificio Multicentro, se ve el búnker de Morales. Muñoz Alconer estima que el ganador de los comicios buscará una estrecha relación con España y con la Unión Europea, entre otras cosas por las conflictivas relaciones que, se espera, tendrán Bolivia y EEUU.

Durante el encuentro que mantuvo ayer con la prensa extranjera, Morales contó que uno de los primeros dirigentes en llamarle fue el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. "Me invitó urgentemente a Madrid", dijo. Morales reveló, además, que Zapatero se mostró "muy complacido" por lo que ocurría en Bolivia. El líder de los campesinos cocaleros dijo a su vez tener "muchas ganas" de "tomar contacto" con el gobernante español, a quien invitó a su toma de posesión, el 22 de enero.

Morales repitió ayer que no piensa expropiar a las empresas petroleras extranjeras y sólo será duro con los evasores de impuestos: "A los socios les garantizaremos derecho a las ganancias, pero con principios de equilibrio". Para Morales, hay que revisar los contratos porque, dijo, "son ilegales" y, además, se firmaron con el barril de petróleo a 18 dólares, menos de la tercera parte de lo que vale hoy.

En junio pasado, el Congreso aprobó una nueva ley de hidrocarburos que aumentó un 35% los impuestos a las empresas, que ya venían pagando regalías del 12% y rechazan el nuevo marco regulador. Muñoz Alconer estima que Repsol YPF hará esfuerzos para lograr un contrato razonable.

La nueva ley reconoce como propiedad estatal al petróleo en boca de pozo (su punto de salida antes de ser transportado). Las empresas opinan lo contrario. "Lo que está en discusión es la tasa de ganancia. Distribuirla de una forma más equitativa", estima Muñoz Alconer. Según su criterio, "el conflicto se agigantó y todos lo utilizaron como bandera".

El tema del gas ha eclipsado el resto de discusiones económicas. El país tiene las segundas reservas de gas de la región, pero sólo el 1% de la población lo tiene directamente en casa. El mercado boliviano es pequeño y "hay que satisfacerlo de forma inmediata", dice Muñoz Alconer. De lo contrario, Bolivia volverá a verse con los peores fantasmas.