El 93% de los españoles opinan que la introducción del euro ha provocado este año un encarecimiento de los precios, según los resultados del barómetro del consumidor del 2002 elaborado por el Instituto de Empresa y patrocinado por la Fundación Grupo Eroski.

Las conclusiones del informe reconocen que la adaptación a la nueva moneda no ha costado "esfuerzo", pero sí "mucho dinero". Y es que para el 53% de los 5.000 encuestados, los precios han subido "mucho" con el euro, mientras que para el 39% se han incrementado "algo". Sólo el 7% piensan que se han mantenido "estables". Nadie opina que los precios hayan descendido.

Además, el impacto negativo de la divisa común ha sido "peor de lo previsto", ya que sólo el 5% de los ciudadanos pensaba en el 2001, antes del estreno del euro, que los precios se iban a elevar mucho. Ese año, el 38% esperaba que permanecieran estables.

La adaptación a la moneda europea ha sido, en cambio, "fácil" para seis de cada 10 encuestados. Los que han tenido más problemas son las personas mayores de 60 años --una de cada tres confiesa que le ha resultado "difícil"--, mientras que entre los jóvenes consumidores ese porcentaje llega sólo al 13%.

Otra de las conclusiones del informe es que el consumidor español confía en la seguridad de los alimentos, se siente escasamente informado y reclama muy poco. El director de productos informativos de la Fundación Eroski, Ramón Oleaga, achaca el alto nivel de confianza en los alimentos (7,1 puntos sobre 10) a que "se ha superado la psicosis negativa" originada por la crisis de las vacas locas . No en vano, la confianza en la carne pasa de los 6,4 puntos del año pasado a los 6,8 de éste.

El estudio revela que en el 7% de los hogares se ha registrado, en los últimos 12 meses, "algún problema sanitario relacionado con el consumo de alimentos".

DESCONFIANZA

En cuanto al nivel de información, el español "no se fía" de la que le suministran la Administración, las empresas y los medios de comunicación. De ahí que busque, como "fuente más creíble" en cuestiones de consumo, a los "amigos, familiares y conocidos".

El informe añade que los consumidores reclaman muy poco (sólo lo hizo el 12% en el último año) a pesar de que "tienen motivos" para ello. Uno de los factores que explicaría este fenómeno es que únicamente el 33% de las reclamaciones obtuvieron resultados "satisfactorios" a juicio de aquellos que las presentaron.

Además, el barómetro revela que Madrid es la ciudad más dispuesta a pagar para que le lleven la compra a casa. En el extremo contrario se sitúa Barcelona.