La impresión generalizada en la prensa estadounidense el día después de la cumbre era que, como en tantas otras cosas en EEUU, hay que esperar a Barack Obama. "El G-20 ofrece sobre todo promesas", decía The Wall Street Journal,mientras que The New York Times afirmaba que los líderes mundiales aparcaron los asuntos "más espinosos" y una reforma más concreta en contenidos hasta la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca.

La prensa estadounidense interpreta la cumbre --en la línea de la Administración de George Bush-- como el inicio de una hoja de ruta para reformar las reglas del sistema financiero en la que se orillaron las cuestiones que separaban a los países participantes para enviar un mensaje de unidad. Será ahora, con la llegada de Obama a la Casa Blanca, cuando se desarrolle el proceso para convertir las propuestas en medidas.

A este lado del Atlántico la prensa italiana se mostraba algo escéptica, mientras que la francesa aseguraba que lo esencial está ya hecho y dejaba en buen lugar el papel jugado por Nicolas Sarkozy. En España el optimismo era mayor y los periódicos coincidían en que los países han acertado en dar este primer paso. En Japón, los diarios se lamentaban de que el país tiene poco margen de maniobra para participar en las medidas concertadas.