Unos 2,5 millones de estadounidenses sin trabajo desde hace al menos seis meses respiraron ayer después de que el Congreso aprobara una ley que extiende hasta el próximo mes de noviembre las ayudas que ofrece el Gobierno a los parados de larga duración que habían vencido el pasado junio.

Después de un duro trámite parlamentario, el presidente estadounidense, Barack Obama, se apunta una nueva victoria con una ley que amplía el programa federal, que ofrece hasta dos años de asistencia de 232 euros semanales de media.

Se calcula que tendrá un coste para las arcas públicas de 26.300 millones, lo cual había desatado una agria disputa sobre su financiación entre demócratas, defensores de un mayor endeudamiento federal, y republicanos, que exigían recortes fiscales. Por su parte, la Casa Blanca no descarta volver a extender las ayudas en noviembre. Ayer se supo que las solicitudes de subsidios por desempleo durante la última semana aumentaron más de lo previsto después de dos semanas de retrocesos.