Si quedaban dudas de que a EEUU le interesa un dólar débil para atajar su déficit comercial, la escasa preocupación mostrada por el secretario norteamericano de Tesoro, John Snow, por la reciente debilidad de su divisa el sábado, en la reunión del G-8, dio argumentos a quienes sostienen que la erosión del billete verde está incentivada desde EEUU. De modo que ayer, los inversores en los mercados de divisas dieron por descontado que la Administración estadounidense no va a acudir en apoyo de su moneda, de momento, y optaron por vender dólares y comprar euros. La caída fue acompañada por importantes descensos en las bolsas. Fueron los mercados europeos los que más se resintieron.

El euro llegó a cotizarse a 1,1737 dólares en el mercado de Londres. Así que sobrepasó los 1,1665 dólares en los que el Banco Central Europeo (BCE) fijó su primer cambio el 31 de diciembre de 1998. El 4 de enero de 1999, primer día oficial de cotización de la divisa, el euro abrió a 1,1747 dólar y cerró a 1,1837. Desde entonces, su cotización se han movido a la baja hasta febrero del año pasado, cuando comenzó la recuperación actual. Como el euro, el yen también resultó favorecido.