El cambio del euro con el dólar cayó ayer por debajo de los 1,20 dólares por primera vez en 10 meses. El cruce por debajo de ese nivel fue puntual --recuperó posiciones más tarde-- pero refleja la debilidad de la divisa europea desde los referendos de Francia y Holanda sobre la Constitución, y las crecientes expectativas de que el Banco Central Europeo (BCE) reducirá los tipos de interés. Ayer, la autoridad monetaria de la zona euro fijó el cambio oficial en 1,2082, un nivel inédito desde septiembre del 2004.

La cotización de la divisa europea se produce de forma ininterrumpida. Se traslada de Europa a EEUU y luego a Japón. En este último mercado, alcanzó los 1,1980 dólares la madrugada pasada, aunque posteriormente recuperó posiciones. La cotización acusa la presión que recibe el BCE para rebajar los tipos. Esas presiones se han intensificado después que el Banco de Suecia decidiera reducir el precio del dinero al 1,50% y de que el Banco de Inglaterra estudie hacerlo. Dos miembros del BCE se decantaron por esa opción en la reunión de esta semana.

También el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, mostró ayer cierta ambigüedad sobre la evolución del precio del dinero. Destacó el bajo nivel de las perspectivas de inflación a largo plazo. Añadió que la volatilidad de la inflación ha retrocedido, lo que ha tenido efectos positivos sobre la confianza de inversores y consumidores y lleva a un nivel más bajo de los tipos a largo plazo.

Reiteró que la Unión Económica y Monetaria (UEM) y la política monetaria creíble benefician a todos los países del área euro y crean grandes oportunidades para una economía dinámica. Y recordó que la política monetaria no puede garantizar por sí sola un éxito completo en el crecimiento de la economía. Son necesarias otras condiciones, dijo.

Algunos analistas insisten en que las fuerzas que empujan al euro hacia abajo no durarán. Alan Mudie, experto de BNP Paribas, cree que "el euro debe fortalecerse hasta los 1,27 dólares".

Por otra parte, el Ibex 35 cerró la semana con descensos, tras haber registrado tres máximos de los últimos cuatro años en los últimos cinco días. Ni el precio del crudo ni la inestabilidad en la UE han impedido que la renta variable siga fuerte.