Los principales grupos políticos del Parlamento Europeo han criticado con dureza la actitud del Gobierno británico durante la pasada cumbre europea y han acusado al primer ministro británico, David Cameron, de solo preocuparse por “defender los intereses de los especuladores financieros”. Incluso, el líder de los eurofobos británicos, Nigel Farage, ha reconocido que Gran Bretaña “se han quedado sola, sin ningún amigo en la sala”.

La mayoría de grupos parlamentarios, con excepción del grupo popular, también ha coincidido durante el debate sobre el Consejo Europeo del 8 y 9 de diciembre que los resultados de la cumbre han sido pobres. Los grupos parlamentarios han reprochado que la cumbre se había centrado excesivamente en la disciplina presupuestaria y se había olvidado del crecimiento económico, de la solidaridad y de las medidas para frenar los ataques a la deuda pública de la zona euro.

El presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, ha reconocido que restablecer la confianza en la deuda pública de la zona euro es “más difícil” de lo esperado y requiere tiempo. “La confianza no se puede recuperar de la noche a la mañana”, ha insistido Van Rompuy.

Cheque británico

El presidente de la UE ha señalado que “no hubo en la cumbre otra alternativa” que el acuerdo alcanzado sin Gran Bretaña de “optar por un tratado entre los 17 países de la eurozona abierto a todos”.

El líder del grupo popular, Josep Daul, ha indicado que la falta de “solidaridad y responsabilidad” mostrada por Gran Bretaña debe conducir a la puesta en cuestión del cheque británico (devolución de una parte de sus contribuciones al presupuesto de la UE), “porque el dinero de los ciudadanos europeos debe servir para otra cosa que recompensar actitudes egoístas y nacionalistas".