La Eurocámara no está dispuesta a aceptar que los europeos trabajen 60 e incluso 65 horas semanales. El pleno rechazó ayer en Estrasburgo por mayoría absoluta los elementos centrales de la directiva pactada por los Veintisiete en junio, que permite a empresarios y trabajadores acordar jornadas laborales superiores a las 48 horas semanales máximas previstas en la legislación actual. Es un varapalo para los gobiernos de la UE y les obliga a abrir un proceso de conciliación con el Europarlamento.

Los socialistas, salvo los británicos, la izquierda, los verdes, un tercio de los liberales y buena parte de los populares europeos, entre ellos los españoles, unieron fuerzas para sacar adelante 22 enmiendas y frenar una legislación que creen que empeorará las condiciones de millones de trabajadores. Si el Consejo no acepta los cambios, la opción más probable, las dos instituciones tendrán que abrir un proceso de conciliación para acercar posturas.

TRES MESES Según explicaron ayer fuentes de la delegación socialista española, el Consejo tiene tres meses de plazo para transmitir si acepta o no las enmiendas aunque previsiblemente comunicará su decisión en las próximas semanas para evitar que el debate se mezcle con la campaña electoral de la Eurocámara, que celebra elecciones en junio. Las mismas fuentes indicaron como fecha probable para la formación del comité de conciliación el 20 de enero. A partir de entonces, la Eurocámara y el Consejo dispondrán de ocho semanas.

Si pasado el plazo no hay acuerdo, la directiva terminará en la papelera y seguirá aplicándose la normativa actual, denunciada en varias ocasiones por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

El ponente del informe, el socialista extremeño Alejandro Cercas, se mostró eufórico con el resultado y advirtió a los gobiernos de que la decisión del Parlamento no debe ser vista como "un contratiempo" sino como "una oportunidad para rectificar una decisión equivocada".

La norma pactada en junio permitía a empresarios y trabajadores llegar a acuerdos individuales para prolongar la jornada laboral hasta las 60 horas calculadas como media durante un periodo de tres meses, e incluso hasta las 65 en ausencia de convenio colectivo o cuando un periodo inactivo de guardia se considere tiempo de trabajo. Por contra, las enmiendas aprobadas ayer exigen eliminar en tres años las excepciones al límite de 48 horas, que funciona en más de una docena de países de la UE como Reino Unido (logró 421 a favor, 273 en contra y 11 abstenciones), y que todo el tiempo que un médico esté de guardia, incluidos el descanso, sea considerado tiempo de trabajo (576 a favor, 122 en contra y 13 abstenciones).