La secuencia de acontecimientos comienza a repetirse peligrosamente. Primero fue Grecia, después Irlanda, y ahora, como muchos analistas auguraban, le toca el turno a Portugal. Los temores sobre la capacidad del país para financiarse, azuzados por los ataques de los especuladores, subieron ayer un nuevo peldaño e incrementaron el contagio de España, la siguiente pieza del dominó. Pero, al contrario que la semana pasada, la actuación del Banco Central Europeo (BCE) logró frenar la sangría.

Las primas de riesgo --el indicador de la probabilidad de impago que el mercado percibe en los Estados-- de los países más vulnerables de la zona euro (Portugal, España, Italia y Bélgica) se dispararon ayer desde la apertura de la sesión. Es decir, que los inversores se pusieron a vender masivamente sus títulos.

PROGRAMA DE ADQUISICION Sin embargo, el BCE activó en la segunda parte del día su discreto programa de adquisición de bonos en el mercado secundario (el de compraventa entre inversores), que la semana pasada redujo a mínimos, y logró estabilizar la situación al incrementar la demanda. La diferencia entre la rentabilidad del bono español a diez años y la del alemán de referencia llegó a ampliarse hasta los 275 puntos básicos --camino de los 300 puntos que alcanzó en noviembre, en plena crisis irlandesa-- pero luego se suavizó a los 267 puntos.

La rentabilidad del bono portugués, con todo, sigue en torno al 7%. Es decir, el nivel señalado en octubre por el ministro luso de Finanzas como aquel a partir del cual su país tendría muchas papeletas de tener que ser rescatado. Los títulos llegaron a sobrepasar el 7,3%, el interés que sufría Irlanda cuando tuvo que solicitar la ayuda de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Como antes en los casos griego e irlandés, en el mercado se fragua el estado de nervios que podría provocar la caída de Portugal. Durante el fin de semana se publicaron noticias citando difusas fuentes europeas que aseguraban que Alemania y Francia, con el apoyo de Finlandia y Holanda, presionan ya al Gobierno luso para que solicite el rescate. Ya circulan hasta cifras: entre 50.000 y 100.000 millones de euros.

Pero también como entonces, la Comisión Europea negó que estudie un rescate. "No existen conversaciones sobre esta posibilidad y ni siquiera está contemplado que las haya, tanto para Portugal como para cualquier otro estado", señaló el portavoz del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios.

Los gobiernos de Francia y Alemania desmintieron también que existieran esos contactos. "No ejercemos presión sobre nadie, pero defendemos al euro", matizó el ministro de Finanzas germano. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, aseguró que no se ha discutido la situación de Portugal en la reunión de bancos centrales mantenida ayer en el marco del Banco Internacional de Pagos de Basilea.

EMISIONES CLAVES Las colocaciones de deuda de Portugal, España e Italia de esta semana son claves. Las alzas en los intereses de las emisiones se suelen trasladar a los de la deuda en el mercado secundario, y estos a su vez a los de las emisiones siguientes. Si suben mucho, llegarán a ser insostenibles.

La más peligrosa es la del Tesoro luso, que tiene previsto colocar entre 750 u 1.200 millones de euros en obligaciones a dos y nueve años el miércoles. España tiene previsto captar entre 2.000 y 3.000 millones el jueves en bonos a cinco años en su primera emisión de este año. El viernes, Italia pedirá a los inversores unos 7.500 millones.