Las presiones de Alemania y Francia sobre el Banco Central Europeo (BCE) para que reduzca el precio del dinero en la zona euro no harán que el banco modifique su política monetaria en la reunión del consejo de gobierno el próximo jueves.

Los expertos consideran que pese a esas presiones, la cotización del euro de los últimos días da margen al BCE para mantener los tipos en el 2%. "No se van a producir cambios en el 2004. Sólo en el caso de que el euro se dispare al alza es posible que el banco actúe", dice Rosa Dulce, analista del Deutsche Bank.

Las demandas de Francia y Alemania al BCE se respaldan en la necesidad de esos dos países de acelerar su recuperación económica. Las exportaciones, principalmente al área del dólar, son la clave para impulsar la actividad. Sin embargo, un euro demasiado fuerte dificulta las ventas externas. Si el BCE baja los tipos de interés, las inversiones en activos denominados en euros tendrán menos atractivo para los inversores y la presión sobre el euro será menor. A ésto se une que los mercados de renta fija descuentan una bajada de los tipos de interés, lo que ha favorecido un repunte de las bolsas en los últimos días.

TRIUNFO DE LA ORTODOXIA Los expertos consideran que prevalecerá la ortodoxia a las presiones políticas. Pero, en todo caso, esperan que el BCE clarifique su postura el jueves: "Trichet deberá justificar bien por qué no baja los tipos de interés, si se impone esa opción, que es la más probable", comenta César Molinas, responsable de renta fija para Europa de Merill Lynch.

Para Molinas --partidario de que el BCE utilice todos los recursos que tiene a su alcance para mantener la actividad económica--, los mercados pueden reaccionar negativamente a una posición inmovilista de la autoridad monetaria. "El BCE puede mirar hacia otro lado o simplemente hacer algo", añade.

"Pero si no ha actuado cuando el euro estaba a 1,30 dólares, no creo que lo vaya a hacer ahora", comenta Joaquín Catasús, director general de la gestora Abante. Agrega que la situació de Europa no es homogénea: "Lo que va bien para unos, no va bien para todos". Ni la evolución del crecimiento económico, ni de la inflación en algunos países de la UE justifica un descenso de los tipos de interés. Además, pesa la ortodoxia de los técnicos del BCE, con Otmar Issing, economista jefe, a la cabeza. "Me sorprendería que Issing cambiara de postura", comenta un analista de un gran banco español.

TRICHET A los argumentos esgrimidos se une la credibilidad del banco. "Duisenberg cargó con la acusación de haber gobernado para los intereses de Alemania los primeros años de mandato", dice Dulce. Trichet se enfrenta ahora a la necesidad de mostrar su independencia.